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El sol iluminó a las familias en el Hospital de Día Obarrio

La institución sanitaria realizó la reunión multifamiliar anual junto a familiares de pacientes que padecen trastornos psicóticos. La jornada forma parte de uno de los tres eventos anuales en la que participan todas las disciplinas que brindan servicio en el nosocomio.

El trabajo interrelacionado de psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, profesores de teatro, educación física y las familias son parte importante del tratamiento en su reinserción social, su vuelta a la vida cotidiana, y a la vida en sociedad.

Los cálidos rayos de sol caen sobre el grupo a cargo de los profesores de educación física, los motivan, los invitan a jugar y a entrar en calor, para luego ser recibidos por el equipo de psicólogos quienes los dividen en grupos de trabajo y les imparten las consignas a cada uno.

La licenciada Adriana Casanova, jefa del hospital de día, cuenta que el tratamiento es integral ya que incluye a las familias desde el primer momento, además, remarca en todo momento que el apoyo y la compañía de los seres queridos es fundamental en la recuperación y en la vuelta a la vida normal.

Durante la charla con la licenciada se acerca Diego Costilla, quien desde hace un año y medio está en tratamiento y es paciente de la institución. Diego tiene 38 años, “gracias a los médicos, los profesores y a mis 7 hermanos voy superando los miedos que son recurrentes en mí, antes podía salir a la calle por miedo a la gente, a subirme a un colectivo”.

“En el hospital tenemos muchos talleres, también nos enseñan carpintería, panadería y otros oficios para poder salir adelante, gracias a todo el personal y a la licenciada podemos empezar a valernos por nosotros mismo, soy muy feliz en el hospital” comenta Costilla.

En la Reunión Multifamiliar también estuvo presente la subdirectora del hospital, doctora Karina Marteau, quien sostiene que el objetivo principal de la institución es la externación de los pacientes, que ellos logren la independencia necesaria para poder llevar una vida normal.

Además afirma “que este dispositivo de trabajo  es importantísimo al igual que la participación activa de los familiares, porque no solo se trata a los pacientes, también se le da las herramientas necesarias a los seres queridos para poder recibirlos e integrarlos en la sociedad”.

Al terminar la jornada se realizó una puesta en común en la que cada grupo expuso los resultados de las consignas, en este sentido, Inés Saavedra, madre de una paciente que actualmente está de alta, compartió su experiencia personal y le pidió a los familiares presentes que acompañen en todo momento a sus hijos, es un camino muy difícil pero todo llega, además, dice estar agradecida de por vida por como trataron y trata a María Inés, su hija.

María Inés Elías, tiene 46 años y a los 25 empezó escuchando voces, estaba cursando cuarto año de medicina, empezó el tratamiento con una psicóloga y un psiquiatra. Su madre cuenta que tenía muchos miedos cuando comenzó con las sesiones y estaba medio cerrada con respecto al hospital Obarrio, los prejuicios de una sociedad eran una mochila muy pesada para la propia María Inés, ser tildada como una loquita pesaba y mucho.

Por una recomendación a su madre llego al hospital y nunca más se alejó, siente mucho cariño por los médicos, por los psicólogos, psiquiatras que le enseñaron a vivir con su enfermedad, que ayudaron a que acepte lo que le pasaba y que en todo momento la alentaron ya podía llevar una vida normal.

Elías pasó 2 situaciones difíciles en su vida pero, la fortaleza de su madre, Inés Saavedra, y continuo apoyo de los profesionales hicieron que esos momentos quedaran muy atrás, actualmente trabaja en su casa con las herramientas que aprendió en el hospital de día “vendo platines de cactus, tejo al crochet y a veces hasta hago cosas de panadería, todo gracias a lo que los profesores me enseñaron” afirma.

Inés declara “actualmente ella tiene la facultad de decidir qué hacer, a las 8.30 esta despierta, desayuna y empieza con las actividades que aprendió en el hospital de día, hasta el mediodía que almuerza y descansa un rato y a la tarde sale a caminar, a veces a va a baile, los viernes tiene terapia con la psicóloga, a la que asiste sin compañía”.

“Estoy inmensamente agradecida con el hospital y con el equipo ya que nosotros como familia estamos contenidos desde el primer día y vamos a acompañar siempre al hospital, vengo y doy mi testimonio, ayudo a los nuevos padres a que aprendan a llevar la enfermedad de sus hijos”, siempre remarca el valor humano del equipo de trabajo, pero también sostiene el apoyo constante de los familiares hacia los profesionales y la institución.

Terminando la jornada volvió a tomar la palabra la licenciada Casanova y visiblemente emocionada por el relato de Inés y su hija, agrego “Las personas pueden estar integradas socialmente, muchas veces no les abren las puertas a este tipo de experiencias, es importante que la comunidad conozca que con estas patologías se pueden convivir y tratar, además, tiene que entender que una persona con patologías de salud mental no es una persona peligrosa”, cerrando un día a pleno sol y con muchas ganas seguir adelante.

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