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La automedicación: un mal de la época

Las autoridades del hospital Nicolás Avellaneda advierten sobre los riesgos de ingerir remedios o incluso darle a los niños, sin la consulta médica previa.

La automedicación se define como el hecho de tomar medicamentos sin la prescripción médica, y eso involucra un riesgo muy grande. Existen algunas patologías que surgen como consecuencia de la automedicación, o incluso esta acción puede ocultar una enfermedad grave que se está desarrollando.

“Por ejemplo, podemos hablar de los anti-inflamatorios. Si alguien tiene un dolor en la cintura, rodilla u hombro, y de pronto recomendado por una vecina o el mismo farmacéutico toma un diclofenac, que es un medicamento muy común y accesible, la ingesta del remedio puede involucrar una gastritis, una hemorragia digestiva o aumentar la presión arterial. Hay personas que toman diclofenac constantemente porque tienen dolores crónicos como artrosis o dolores lumbares, pero sin la consulta médica y sin el control adecuado pueden llegar incluso a insuficiencia renal», explica el director del efector, doctor Luis Medina Ruiz.

El profesional también advierte sobre los antiácidos, muy usados para problemas estomacales. Es probable que el paciente sólo tenga una gastritis simple, pero también puede presentar síntomas iniciales de una enfermedad más complicada del estómago como por ejemplo, un cáncer inicial, cuyos síntomas son parecidos a una gastritis. Si la persona se medica puede terminar ocultando una enfermedad maligna que se detecta cuando está muy avanzado el cuadro.

«Con respecto a los antibióticos, es vital entender que solamente son efectivos ante infecciones bacterianas. Es decir, podemos tener infecciones virales y bacterianas. Con las bacterianas es el único caso cuando debemos administrar antibióticos, siempre en dosis adecuadas y tiempo adecuado», comenta el director.

Por su parte el subdirector del hospital, doctor Miguel Ferre Contreras, llama a los padres o familiares a cargo de niños que no los mediquen sin antes consultar al pediatra.

«Hay que aclarar que la mayor parte de patologías que se consultan en pediatrías se deben a procesos que son virales, que se resuelven solos y no requieren de antibióticos. El problema es que cuando comenzamos a medicar procesos virales  con antibióticos, generamos resistencia bacteriana y después cuando realmente los necesitamos para esos procesos bacterianos, nos encontramos con gérmenes resistentes, con infecciones que son más difíciles de tratar. Por lo tanto, ante cualquier proceso febril está bien administrar un antitérmico en la dosis adecuada, siempre y cuando la mamá maneje esa dosis, pero siempre concurrir al médico para descartar ese proceso y que la medicación sea la adecuada», recomienda el médico.

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