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La “batalla” que se puede ganar

Según un estudio realizado por la Sociedad Argentina de Nutrición cuando las madres sufren estrés los hijos tienen más posibilidades de ser obesos.

Francisco D`Onofrio - Programa Provincial de Prevención, Tratamiento y Lucha contra la Obesidad
Francisco D`Onofrio – Programa Provincial de Prevención, Tratamiento y Lucha contra la Obesidad

El responsable del Programa Provincial de Prevención, Tratamiento y Lucha contra la Obesidad, Francisco D`Onofrio, explicó los puntos más importantes de este estudio y aseguró que en las familias donde las madres padecen estrés, algún tipo de adicción o inseguridad económica, existe un 20% más de riesgo de tener hijos obesos. Esto radica en parte, en el temor a la carencia futura de alimentos, explicó el profesional.

“Se entiende por seguridad alimentaria cuando las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimentarias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana” (Cumbre Mundial sobre la Alimentación, 1996)

La inseguridad alimentaria y el grado de estrés de la madre, en función de factores físicos, económicos, familiares y mentales predispone a una mayor obesidad en los hijos. Este tipo de circunstancias se da cuando la familia ha padecido en algún momento carencia de alimentos o temor a esa carencia. Esto hace que a medida que aumenta el poder adquisitivo de esa familia, tiendan a comprar más alimentos y a fomentar una mayor ingesta de comida. Esta conducta hace que ese núcleo familiar sea más propenso a desarrollar obesidad, manifestó D` Onofrio.
En Tucumán la población de niños de 5 y 11 años representa un 19% de los obesos.

Gaseosas sin nutrientes.

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Asimismo, la familia se permite la compra de productos que antes no consumía como gaseosas y harinas. Sus calorías están vacías de nutrientes y, sin embargo, las bebidas gaseosas y azucaradas son las estrellas de las góndolas y las más elegidas por los consumidores. Y junto al sedentarismo, generan el ambiente propicio para el aumento de peso.
Las gaseosas que antes se consumían sólo en cumpleaños o fechas festivas, ahora son de consumo cotidiano y a toda hora.
Las madres ofrecen estas bebidas a los niños desde bebés, continuamente adoptándolas en exceso.

«La vorágine de la sociedad actual brinda un muy fácil acceso a la ‘comida chatarra’, que es barata, rica y satisface. Esto ha logrado una generación de entre un 35 y 40% de infantes con enfermedades relacionadas al tejido adiposo” aseguró el especialista.


OBESIDAD AZUCARADA. Según la Organización Mundial de la Salud, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad.