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Por qué es tan importante el consumo de agua segura

El uso de agua potable ayuda a prevenir enfermedades diarreicas y el síndrome urémico hemolítico. El agua segura es aquella que por su condición y tratamiento no contiene gérmenes ni sustancias tóxicas que puedan afectar la salud de las personas. La misma puede obtenerse del agua suministrada por la red, es decir, agua corriente. Sin embargo, también se puede potabilizar el agua que proviene de pozos, aljibes o cisternas.

Hay que tener en cuenta que muchas veces, a simple vista o por el sabor del líquido, no se puede saber si es agua segura. Entonces, para ello existen dos opciones:

  • Colocar dos gotas de lavandina por cada litro de agua, y dejarla reposar 30 minutos antes de consumirla
  • Hervir el agua hasta que salgan burbujas durante tres minutos, y esperar que se enfríe para tomarla

Además, es importante que si el agua está muy sucia antes de potabilizarla filtrarla a través de una tela limpia, para retirarle las impurezas visibles.

Una vez que ya está potabilizada el agua, es fundamental almacenarla correctamente:

  •  Guardar el agua en bidones limpios y con tapa, preferentemente de plástico, que tengan un pico o boca que permita sacar el agua sin meter recipientes o vasijas que la puedan contaminar.
  • Los depósitos de almacenamiento deben estar en lugares donde el agua no pueda ser alterada, lejos del contacto del suelo y fuera del alcance de animales
  • Al vaciarse totalmente, desinfectar los depósitos con lavandina y luego enjuagarlos con agua potable antes de llenarlos otra vez
  • Limpiar el recipiente y cambiar el agua regularmente

Consejos para no desperdiciar el agua:

  • No dejar canillas abiertas, goteando, o con pérdidas sin reparar
  • No olvidar la manguera abierta mientras se riega, al limpiar el patio o vereda. Un baldazo antes y otro después son suficientes
  • Cuidar el agua al higienizarse (baño, lavado de cabeza, lavado de manos)
  • Regar durante las horas de menos calor: al reducirse la evaporación se necesita menos agua
  • Reutilizar el agua que no es para consumo
  • Usar la cantidad justa de detergente y jabón en polvo: de esta manera no será necesario mucho enjuague y se contamina menos
  • Elegir detergentes biodegradables (leer el envase antes de comprarlos para reconocerlos)
  • No contaminar el agua de ríos y mares con restos de sustancias tóxicas (pinturas, solventes, cementos, adhesivos)
  • No arrojar envases o desperdicios de comidas, latas, aceites, combustibles o insecticidas cerca de ríos, lagos, lagunas o arroyos