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Ya son cinco los pacientes que a través de una cirugía de párkinson mejoran su calidad de vida

Juan Carlos Villegas es oriundo de la ciudad de Santa Clara, provincia de Jujuy. Tiene 61 años y desde sus 47 convive con los síntomas del párkinson. Luego de múltiples consultas con neurólogos de diferentes puntos del país, hace 20 días el equipo de Neurocirugía del Padilla realizó la intervención que ya empezó a cambiar su vida.

Juan Carlos es el quinto paciente intervenido por párkinson en el Sistema Público de Salud de la provincia. Llevaba ya 14 años sintiendo en carne propia el paso del párkinson, una enfermedad neurodegenerativa en la que ocurre una muerte neuronal no programada, que denota en su esfera más visible trastornos del movimiento, pero que a la vez afecta la cognición, la esfera afectiva, psiquiátrica, el sistema digestivo, el olfato y el sueño entre otros tantos ámbitos.

María del Rosario Agüero es la esposa de Juan Carlos y relató los difíciles momentos que atravesaron a causa de los síntomas de la enfermedad. “Juan Carlos ya no tenía independencia de movimiento. Yo trabajo y tenía que dejar a alguien a cargo de su cuidado cuando no estaba en casa, para que lo atienda, lo levante y lo siente o lo incorpore”, contó.

“Pasamos por muchas consultas con diferentes médicos hasta que llegamos a contactar a un profesional que nos comentó que aquí en el hospital Padilla se realizaba esta cirugía. Tuvimos una gran satisfacción al conocer al doctor Paíz porque de ahí en adelante emprendimos todos los trámites para poder concretar la cirugía”, dijo el paciente.

Rosario relató cómo la intervención mejoró la calidad de vida de toda la familia: “Gracias a este equipo de profesionales y al hospital, él logró recuperar su independencia y autonomía, se maneja de nuevo solo. Estamos muy agradecidos con el Padilla y su equipo de Neurocirugía porque aun siendo de otra provincia nos atendieron muy bien. La calidad y calidez del doctor Martín Paíz  es increíble, tiene hasta la deferencia de mandarnos mensajes preguntando cómo estamos, para nosotros es todo”.

Los cambios en la calidad de vida van hablando a través de pequeñas cosas cotidianas. Juan Carlos no podía afeitarse solo, cambiarse la ropa le costaba mucho, no dormía un solo sueño, había que cambiarlo de posición y acomodarlo en la cama, para luego repetir el proceso cuando se agotaba en una postura. Él mismo relata cómo había dejado de concurrir incluso a reuniones familiares por miedo a quedar paralizado o entumecido.

“Hoy esto mejoró. Juan Carlos es el primer paciente operado por este tipo de cirugía en nuestra provincia. Yo le aconsejo a las familias que atraviesan esta situación que confíen, que sepan que no está todo perdido, ya casi no teníamos esperanzas, sabiendo todo lo que representa esta enfermedad que no tiene cura, además de las sintomatologías que solo avanzan, pero ahora la cirugía nos da un aliciente. Consulten, sepan que hay esperanza”, cerró Rosario.

El neurólogo referente de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Padilla, doctor Emmanuel Franchello, explicó que el párkinson es frecuente entre las enfermedades de trastorno del movimiento y que se trata de una patología de tratamiento médico que se apoya en varias ramas: psicológicas, kinesiológicas, entre otras.

A medida que la enfermedad evoluciona el tratamiento medicamentoso deja de ser tan efectivo como al principio y los pacientes tienen efectos motores adversos. En el caso de personas jóvenes que comienzan a empeorar su sintomatología, pero que a la vez tienen una larga expectativa de vida y deben realizar muchas tomas de medicamento al día, la alternativa puede ser el abordaje quirúrgico, que no ofrece una cura, pero logra controlar los síntomas que aparecen a causa del tratamiento prolongado.

“Este tipo de enfermedades son lentamente evolutivas, entonces lo que buscamos es a lo largo de los años es darle calidad de vida al paciente, que sea independiente, que pueda vestirse, bañarse, peinarse solo, salir a caminar y tener interacción social y familiar con la mayor dignidad posible”, dijo el especialista.

Al tiempo Franchello comentó que son pocos los pacientes que llegan a la cirugía y que estos son seleccionados luego de ser evaluados desde un aspecto neuropsicológico, tarea que se lleva adelante junto al licenciado Gonzalo Alonso del Hospital Nuestra Señora del Carmen y luego desde un aspecto motriz, instancia en la que se realizan pruebas motoras sin medicación y a través de un periodo de internación y observación.

Por su parte, el neurocirujano del Servicio de Neurocirugía del hospital, doctor Martín Paíz, brindó detalles acerca de la intervención que consiste en colocar dos electrodos en núcleos profundos del cerebro, conectados a una batería que puede ponerse por debajo de la clavícula o a nivel abdominal. Esta ayuda a modular esos núcleos de la base para mejorar los trastornos motores que presenta el paciente con párkinson.

¿Cómo se desarrolla la cirugía y cuándo se perciben las mejoras?

“El proceso de la cirugía es extenso, inicia con la colocación de un marco estereotáxico- sistema de orientación o reglas tridimensional quirúrgico que se utiliza para localizar con más precisión el punto a intervenir durante el procedimiento- y a partir de allí podemos marcar el objetivo que queremos alcanzar dentro del cerebro”, contó Paíz.

El paciente luego ingresa al quirófano y se procede a la primera etapa donde permanece despierto y colabora en el proceso. De esa manera se evalúa junto al neurólogo su respuesta a medida que se estimulan esos núcleos. Muchas veces la mejoría de los síntomas llega incluso antes del encendido del aparato, que puede rondar entre los 15 a 30 días posteriores a la intervención, etapa que coincide con la cicatrización.

Cuando inician las pruebas de estimulación contacto por contacto, a lo largo de un año se cita al paciente de acuerdo a su respuesta: cada 15 días, una vez al mes o cada tres meses. En esas consultas el paciente cuenta su experiencia, se va cambiando la dosis de la medicación y la cantidad de estimulación que requiere en un electrodo o en otro hasta que se arriba a un periodo de estabilidad que puede durar hasta 7 años.

Es importante destacar en este tipo de cirugías el apoyo del servicio completo de Neurocirugía, de la Dirección del hospital, como así también de personal de quirófano, anestesia, instrumentadores quirúrgicos, esterilización y diagnóstico por imágenes.

La Unidad de Trastornos del Movimiento da turnos en Sala 12 a través de su secretaria y atiende dos veces por semana.

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