12 de marzo: Día Mundial del Glaucoma
El glaucoma es una enfermedad de los ojos que genera daños irreversibles en la vista. En su comienzo no suele presentar síntomas, por eso es que especialistas señalan la importancia de un control permanente de la presión ocular para el diagnóstico oportuno.
Conocido también como ‘el ladrón sigiloso de la visión’, el glaucoma es un grupo de afecciones oculares que pueden dañar al nervio óptico. Este nervio envía las imágenes que la persona ve al cerebro. Con frecuencia, el daño al nervio óptico es causado por el aumento de la presión en el ojo.
Sin embargo, con un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado, la gran mayoría de los pacientes con glaucoma conserva su visión.
Es por ello que es muy importante prevenir la aparición del glaucoma, sobre todo en personas entre los 40 y 45 años, recomendando consultas oftalmológicas para controlar la presión ocular.
Si en ese estudio se detecta una presión ocular superior a lo normal, se indican más exámenes. Cuando se conoce el diagnóstico, el 90 por ciento de las personas reciben un tratamiento muy accesible, se trata de unas gotas que pueden administrarse hasta una vez por día. Los casos que no son controlables clínicamente recurren a una intervención quirúrgica.
El glaucoma puede afectar a cualquiera, pero las personas que presentan alguno de estos factores tienen más riesgos de padecerlo:
- Personas mayores de 40 años
- Personas con familiares directos que padecen glaucoma
- Personas que han sufrido traumatismos en los ojos
- Personas que usan o usaron corticoides (en cualquier formato)
- Personas que nunca asistieron al oftalmólogo
- Personas a las que nunca se les tomó la presión intraocular
La mejor estrategia para combatir el glaucoma es mantenerse informado y asistir al oftalmólogo al menos una vez al año.