“Los bioquímicos brindamos las herramientas para hacer un diagnóstico, el seguimiento, hasta dar de alta al paciente”
Alejandra Rochia Ferro trabaja hace muchos años en el Laboratorio del Centro de Salud Zenón Santillán, ejerce como bioquímica y jefa de Guardia de los días jueves. En su día, recuerda el rol vital que cumplieron durante la pandemia, la familia entrañable que formaron con sus compañeros y cómo continúan realizando un servicio indispensable para la sociedad.
“Entré al hospital a los 35 años y nunca creí encontrar la familia que hallé aquí. Soy bioquímica de guardia de 24 horas. Esto es parte de mi rutina, como una norma, cubro los días jueves desde las 8 de la mañana hasta el viernes a la misma hora. Aquí no importa si es Año Nuevo, fiesta de cumpleaños, el Día de los Enamorados. Igualmente la pasamos bien, porque se crearon lazos de amistad, no sé si pasamos las mismas horas aquí que con la familia; pero te sentís igual de importante”, comienza diciendo la profesional en el Día del Bioquímico.
Y continúa: “Cuando llegamos al hospital nos saludamos, preguntamos cómo nos fue en la semana, y en medio de esto suena el timbre por alguna urgencia. Comenzamos nuestro trabajo que puede ir desde sacar sangre al paciente o asistir en el shockroom. Tenemos un equipo con gente mucho más joven que yo y todo esto te devuelve vida, las ganas de seguir trabajando”.
Asimismo, explica Alejandra, contantemente están innovando. “Estamos disfrutando de un laboratorio de guardia nuevo, regalo de esta gestión del hospital, del laboratorio central y el Ministerio. Más allá de la estructura, lo que destaca es la calidad humana. En el servicio somos cinco personas por guardia, más los alumnos que vienen lo fines de semana. Trabajamos ante la urgencia y la demanda de la comunidad”.
Cabe destacar que, en este día conmemorativo, se realizó un acto en la entrada del establecimiento con palabras alusivas del subdirector, doctor Raya, y la jefa del servicio del Laboratorio, doctora Marisa Díaz.
Frente al COVID, unidos
“La salud es una sola, no es pública ni privada; y los pilares que la comprenden son los médicos, bioquímicos, enfermeros, personal de limpieza, administrativos, todos hacemos un solo conjunto; no hay uno más importante que otro”, explica.
Y destaca que la labor que realizan no sólo sirve para determinar enfermedades. Para ello ejemplifica, cuando se presenta un paciente con EPOC, lo más importante es una determinación de gases en sangre; pero a la vez eso conlleva varias determinaciones más pequeñas.
“Durante la pandemia, no dejé de trabajar. Vivimos con la angustia de no saber si nos contagiábamos; llegábamos al hospital y nos enterábamos de un compañero que ya se había contagiado de coronavirus. Algunos pidieron permiso por problemas de salud, pero en general todos seguimos trabajando. Sufrimos la pérdida de muchos compañeros. Nunca me olvidaré del doctor Amenabar; ya no está pero me acuerdo de él con alegría. Por supuesto dejó sus discípulos”, cuenta.
Sobre si ella pasó por esta patología, recuerda: “Un día jueves de guardia me enteré que tenía COVID, y me parecía una injusticia tener que irme a la casa. Quería quedarme aquí, porque es mi lugar, aportando mi granito de arena. No sentía miedo, me cuidaba y usaba los elementos de protección. Me encanta lo que hago; volvería a hacer todo que hice hasta hoy”.