Una médica demuestra día a día el amor por su profesión, traducido en labor brindada para la comunidad de La Tala
La doctora Laura Sánchez es directora y desempeña funciones como generalista del Caps de La Tala, ubicado en el departamento de Cruz Alta, al este de la provincia. Su población de responsabilidad es de unas 790 personas que viven en áreas dispersas, rurales y de difícil acceso, pero eso no frena la vocación de esta médica, que junto a una enfermera y una agente socio sanitaria trabaja cada día codo a codo para mejorar la realidad de su comunidad.
Los lunes y miércoles Laura viaja para atender a la población de La Tala, mientras que los martes y jueves atiende en el Caps de El Naranjito y sus viernes transcurren brindando asistencia en el hospital de Ranchillos, en las áreas de pediatría o en asistencia de consultorio de febriles.
Ella tiene 43 años, está casada y es madre de dos niñas pequeñas, Sol de 7 años y Ema de 4 y hace casi 4 años se despierta muy temprano y las deja con mucho sacrificio en casa para emprender el viaje que mejora y cambia la salud de muchas personas que tanto la necesitan: “Yo aquí empecé a trabajar hace casi 4 años y por la tarde sigo trabajando pero en un consultorio médico privado. Al principio fue todo un desafío, algo nuevo porque tenía que viajar hasta el interior y no sabía manejar en ruta, pero la gente fue y es muy buena, siempre recibo algún cariño en forma de un pan, un bollito o huevos caseros, ellos son súper agradecidos, siempre he notado eso, trabajé en capital y en el interior en varios lugares como Garmendia, Concepción o Ranchillos y la experiencia aquí es diferente”.
Fue justamente esa diferencia sustancial la que enamoró a Laura y la que hace que no deje de traducir con dulzura en su voz y emoción en sus ojos todo lo que significa para ella poder brindar su granito de arena en un servicio sanitario retirado y para una población tan particular: “A lo largo de la profesión vas conociendo diferentes lugares y las personas aquí definitivamente son más familiares, el trato es más ameno, la gente del interior es totalmente distinta, tenemos ciertos pacientes de algunas zonas del interior que son característicos porque son más cerrados y otros que son tan buenos y tranquilos, nunca tuve problemas en La Tala, son todos excelentes”.
Desde el área médica Laura es la única que presta sus servicios en La Tala, cuenta con el apoyo de Graciela, una enfermera llena de vocación y Lorena, una agente sanitaria comprometida que de lunes a viernes se encuentran en el Caps y alternadamente salen a realizar visitas domiciliarias.
“Siempre que programamos vacunación en la escuela o en la iglesia los operativos funcionan, casi todos se conocen, la población es de unas 790 personas por eso tratamos de llegar a las casas también, de llegar a todos, especialmente porque muchos viven en zonas muy rurales y no tienen los medios para venir al Caps, por eso, sea en movilidad del hospital o la personal, buscamos acercarnos a cada casa”, resaltó. |
Sobre esas visitas la profesional priorizó la importancia de la vacunación, de la captación de embarazadas y niños que muchas veces no llegan a control al centro sanitario y de aquellos pacientes con enfermedades crónicas: “Cuando la enfermera nota que un niño no está viniendo, le pedimos a Lorena nuestra agente sanitaria que vaya a buscarlo, así también en el caso de pacientes diabéticos o hipertensos que necesitan de controles cada 6 meses o al menos una vez al año, llevamos adelante un calendario donde vamos constatando por mes a quienes les toca venir a control y se los va llamando y programando las atenciones”.
El compromiso es casi palpable, Laura cuenta que este equipo de trabajo gigante conformado por tres mujeres lleva un registro exhaustivo de toda la población y que se aseguran de que concurran al Caps organizada y mensualmente: “Siempre me gusta tratar de atender a cada uno de la mejor manera y darles el tiempo que corresponde porque se les debe explicar paso a paso cómo seguir el tratamiento y los cuidados. Muchos pacientes no saben hacerlo y se asustan ante los síntomas que puedan tener, por eso yo trato de explicar todo, lo que pueden llegar a sentir a lo largo de los días, cómo será el progreso, les digo que si notan algo raro me manden un mensaje a mí, a Lorena o a Graciela, el teléfono es algo que brindamos por las distancias que existen aquí”.
Un ejemplo del lazo que se generó entre este valioso equipo y la comunidad de La Tala se probó hace un tiempo cuando el servicio se quedó sin luz: “Una de las vecinas nos trajo agua para que podamos tomar algo calentito, saben que estamos aquí solas y vienen a acompañarnos, participan, cuando pedimos alguna ayuda siempre la recibimos, incluso del personal de la comuna. Tenemos gente que siempre está con nosotros”.
Recordando los periodos más duros de la pandemia, Laura se emociona y cuenta que muchos pacientes al desconocer los síntomas -que eran algo totalmente nuevo hasta para el equipo de salud- buscaban apoyo en el servicio: “Estábamos muy asustados, creo que a todo el mundo le pasó lo mismo, hacíamos seguimiento telefónico constantemente, todos los días, les pedíamos a los pacientes que nos mandaran mensajes por lo que necesitaran y actuamos siempre en relación con el hospital, si teníamos que hacer una placa, control con febriles, coordinaba con otros médicos, con otras especialidades del efector y por suerte hasta la comuna colaboró en búsquedas y en traslados o en lo que pudieran asistirnos”.
De repente la voz de la médica se entrecorta, las lágrimas llenan sus ojos y la emoción la invade por completo:
“Temí por mis hijas, por mi familia toda y más por la gente de aquí pensando en qué harían si algún síntoma empeoraba durante la noche por ejemplo. Pero por suerte Lorena y Graciela de mi equipo me acompañaron en todo momento, entre las tres nos ayudamos a salir adelante y a sacar adelante a los pacientes también, porque si bien mi rol es encabezar un trabajo, esto es un equipo, somos las tres para todo y tratamos siempre de actuar y estar al mismo nivel para seguir como lo hacemos hasta hoy”. |
Una segunda casa con un cielo azul
Con un cielo inmenso y limpio de fondo y altos cañaverales rodeando a lo que ya es su segundo hogar, Laura reflexionó sobre el daño que el hombre hace al medio ambiente contaminándolo con quemas y otras actividades nocivas. Rememoró el color claro de las nubes que durante el periodo de aislamiento contemplaba en su escenario laboral, los problemas diarios no le han podido quitar esos tesoros a sus ojos: “Todo el tiempo que estuvimos más aislados fue impresionante lo lindo que se veía el cielo, cada vez que venía hacia acá disfrutaba de un paisaje hermoso, el Rio Salí cada vez que pasaba por ahí se veía hermoso también. Eso fue algo positivo, no nos damos cuenta de cómo contaminamos y cómo eso repercute en nuestra salud”.
La médica es tucumana por elección pero jujeña de cuna y no olvida lo duro que fue para ella pasar tanto tiempo sin ver a su mamá. Entre lágrimas y conmovida recordó esos casi 8 meses que no pudo abrazarla: “Por más que uno sabe y es consciente de que debe cargar sobre sus hombros con muchas responsabilidades, somos personas, fue difícil ese momento, las emociones que se cruzan entre llevar muy adentro de uno mismo todo eso y a la vez estar disponible para todos los que nos necesiten. Cuando yo tuve Covid fue complicado porque soy asmática, estuve un mes en aislamiento, llevé la enfermedad a casa y se contagiaron mi marido y mis hijas y el miedo era grande porque no estábamos vacunados todavía. No quería preocupar a mi mamá así que por mucho tiempo no le conté lo que estaba pasando, recién pude hablar cuando estuve mejor. Ver tantos colegas que se fueron fue muy difícil también”.
“A mí me gusta mucho trabajar con la gente del interior, poder compartir con ellos sus costumbres, sus formas de vida, es distinto a lo que hacemos en la ciudad, el esfuerzo que hacen para poder llegar hasta aquí, que es una zona muy desfavorable a la que no llegan los colectivos, implica que a este trayecto lo hagan sí o sí a caballo o en moto muy temprano y con frio, pero la gente viene y eso te hace sentir bien, sus ganas de llegar, de vernos y el darles solución es todo”, dijo Laura, quien volvió de su forma de ejercer la medicina un ejemplo admirable para todos. |