Trombosis venosa profunda: qué es y cómo se trabaja desde la kinesiología
Una especialista del Servicio de Kinesiología y Rehabilitación del Hospital Eva Perón informa de qué se trata esta patología que, en algunos casos, pone en peligro la vida. Además, advierte sobre la importancia de realizar un trabajo interdisciplinario para que el paciente pueda movilizarse nuevamente.
La licenciada en Kinesiología, Cristina Amuchástegui comentó: “La trombosis venosa profunda es una enfermedad causada por la formación de un coágulo en el interior de las venas profundas. Generalmente se da más en las piernas, pero puede suceder en otros sectores del cuerpo también. Estos coágulos perjudican el flujo sanguíneo, es ahí donde comienzan los síntomas, en este caso si no es diagnosticada y tratada a tiempo puede poner en riesgo la vida de la persona, porque puede provocar una trombosis venosa profunda. Si ese mismo coágulo se rompe se transforma en un émbolo y este circula, por lo cual puede llegar hasta el pulmón. Ahí se complica y pasa a ser una patología mucho más grave que necesita asistencia e internación”.
La especialista aseguró que se trabaja desde la prevención e información de esta enfermedad para que se tome conciencia del riesgo que representa: “Nosotros apuntamos a visualizar la patología, contarles a los pacientes cuáles son los síntomas a tener en cuenta para que se acerquen a un centro asistencial y lo controlen, porque en el caso de que tuvieran trombosis venosa se necesita una rápida asistencia con indicación médica con anticoagulantes y estudios médicos, como ecografías».
En cuanto a los síntomas de alerta, la kinesióloga afirmó: «Pueden o no tener fiebre, hinchazón de la pierna afectada, dolor punzante en la región, enrojecimiento, calor, picazón, ardor, tienen dificultad para apoyar el pie y caminar, dolor al tacto”. |
Con respecto al tratamiento que se lleva a cabo desde el servicio, Amuchástegui explicó que es un trabajo en equipo: “Siempre en contacto con el médico tratante, será quien decida cuándo se puede hacer la rehabilitación y cuándo enseñarle los cuidados mínimo, es decir cómo manejarse. Hay dos momentos, uno cuando ya está hospitalizado, que se lo puede ver con autorización del médico, quien decide que el riesgo del coágulo no es tan grande y puede empezar a movilizarse. Se les enseña a los pacientes que suban los pies bien alto, hagan ejercicios de tobillo movilizando la articulación y luego ya se lo puede entrenar para que se siente o se pare en la habitación y camine unos pasos. Todo esto con vendaje compresivo o medias de compresión, eso ya se lo indica el médico”.
“Luego, cuando el paciente ya está de alta, o el que es ambulatorio porque el médico lo indica, se comienza con ejercicios suaves de movilización de todas las articulaciones. Es un paciente que tiene mucho miedo a moverse y caminar, por temor a que el coágulo se le desprenda y pase algo más grave. Entonces, nosotros le enseñamos y lo reeducamos en la marcha, porque es aprender a moverse de nuevo y por la debilidad muscular que genera estar con tanto dolor, inflamación y días de reposo. Si el médico lo indica también en esos pacientes se puede realizar el drenaje linfático manual, acompañado después de los ejercicios con el vendaje compresivo o medias de compresión”.