El acné en la adolescencia exige atención médica y hábitos saludables

El acné es una de las consultas dermatológicas más frecuentes durante la adolescencia. Se trata de una patología inflamatoria crónica que afecta la unidad pilosebácea, es decir, el conjunto formado por el folículo piloso y la glándula sebácea. Esta condición se presenta principalmente en el rostro, el pecho y la espalda, zonas del cuerpo con mayor concentración de glándulas sebáceas.
La doctora Silvia Molina, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Avellaneda, remarcó la importancia de brindar un enfoque profesional y multidisciplinario al abordaje del acné, no solo desde lo estético, sino también desde lo médico, psicológico y social. “El acné es mucho más que una preocupación superficial. Puede afectar la autoestima del adolescente y, en casos graves, dejar secuelas permanentes si no se trata correctamente”, explicó la especialista.
El Ministerio de Salud Pública de Tucumán, bajo la conducción del doctor Luis Medina Ruiz, refuerza su compromiso con la salud integral de la población juvenil, garantizando el acceso a consultas dermatológicas especializadas en hospitales públicos y promoviendo campañas educativas sobre el cuidado de la piel. “El acompañamiento desde la salud pública permite que los adolescentes reciban tratamientos adecuados, evitando complicaciones y consecuencias emocionales”, destacó Molina.
Según la experta, el acné se manifiesta con la aparición de comedones (puntos negros), pápulas, pústulas, nódulos e incluso quistes en casos más severos. Estas lesiones se producen por una combinación de factores: obstrucción del folículo piloso, exceso de sebo, proliferación bacteriana (como Cutibacterium acnés y Staphylococcus aureus), alteraciones hormonales propias de la pubertad, estrés y una alimentación rica en grasas e hidratos de carbono refinados.
“En la consulta dermatológica es fundamental realizar una evaluación clínica detallada y un interrogatorio riguroso”, subrayó Molina. En muchos casos, los adolescentes recurren a remedios caseros, mascarillas abrasivas o cremas con corticoides, que pueden empeorar la condición. La automedicación y el uso incorrecto de productos cosméticos sin supervisión profesional suelen agravar el cuadro inflamatorio.
Asimismo, Molina recalcó que el tratamiento del acné debe ser indicado por un dermatólogo, quien podrá prescribir productos tópicos o sistémicos según la gravedad del caso. “Una cosmetóloga puede colaborar en el cuidado cosmético, pero siempre bajo la supervisión médica, especialmente si hay infección o inflamación profunda”, aclaró.
El abordaje terapéutico también debe incluir una rutina de higiene adecuada, fotoprotección diaria, hidratación y una dieta equilibrada, baja en azúcares y grasas saturadas. “Todo esto contribuye no solo a mejorar el cuadro clínico, sino a brindar una mejor calidad de vida, evitando situaciones de discriminación o retraimiento social en la adolescencia”, concluyó.
Desde el Hospital Avellaneda, y en el marco de las políticas impulsadas por el Ministerio de Salud Pública, se continúa trabajando con compromiso y profesionalismo para garantizar el acceso a diagnósticos tempranos, tratamientos efectivos y un acompañamiento cercano a los y las adolescentes que atraviesan esta etapa tan determinante en sus vidas.