Tucumán fortalece la atención integral a personas con disfluencia

La tartamudez o disfluencia es una dificultad o trastorno de la fluidez del habla, caracterizada por interrupciones, repetición de sonidos, prolongaciones o bloqueos. Alrededor del 5% de la población infantil empieza a edades tempranas, promediando los tres años, en la edad escolar o en la adolescencia.
En el marco del Mes de la Tartamudez, la licenciada Gladys Lobo, referente del Programa Provincial de Abordaje Integral de las Personas con Tartamudez, destacó los avances del programa y las actividades que se desarrollan en la provincia para promover una atención integral y libre de prejuicios hacia quienes presentan esta condición.
“El programa busca brindar directrices para la atención integral de las personas con tartamudez, garantizar el acceso a evaluaciones y tratamientos fonoaudiológicos, y promover la articulación entre el sistema de salud y la educación. Además de fomentar la capacitación permanente de los profesionales que integran los llamados nodos de tartamudez”, detalló.
Actualmente, Tucumán cuenta con 29 nodos activos distribuidos en distintos puntos de la provincia. “En este último tiempo se sumaron cuatro nodos más, y venimos desarrollando capacitaciones tanto presenciales como virtuales. Realizamos encuentros online con la licenciada Irene Caballero, de la Asociación de Tartamudez de Buenos Aires, y encuentros presenciales en el Hospital Avellaneda con todos los nodos provinciales”, detalló.
Como parte de las actividades previstas para este mes, el programa llevará adelante un taller internacional con la participación de personas que tienen la condición de tartamudez, entre ellas el psicólogo Michel Guamán García, de Perú, el contador Lucas de Chile y la fonoaudióloga Nuri Polo García de Bolivia, quien ya había formado parte del tercer encuentro en el Hospital Avellaneda.
Lobo, además de su rol como referente provincial, se desempeña en la Policlínica Villalonga, donde actualmente trabaja con 17 pacientes con difluencia. Explicó que la detección suele producirse en la infancia, cuando los padres notan bloqueos o repeticiones al hablar: “Cuando la intervención y el abordaje fonoaudiológico se inician tempranamente, los resultados terapéuticos son mucho mejores”.
La especialista aclaró que la tartamudez es más frecuente en varones y tiene componentes genéticos y hereditarios, desmintiendo algunos mitos persistentes. “No está relacionada con traumas ni con factores emocionales como el nacimiento de un hermano o la pérdida de un familiar. Tampoco tiene que ver con la inteligencia. Son falsas creencias que debemos erradicar. Las personas con tartamudez pueden ser profesionales y desarrollarse plenamente”, enfatizó.
Desde el programa también se trabaja fuertemente en la inclusión escolar y la prevención del bullying. “Visitamos las escuelas cercanas a los CAPS de cada área, realizamos charlas con docentes y con los alumnos para sensibilizar y acompañar. Cuando no es posible hacerlo presencialmente, lo hacemos de forma virtual”, comentó.
Finalmente, Lobo remarcó que la tartamudez no tiene cura, ya que se trata de una condición que acompaña a la persona durante toda su vida. “Lo importante es garantizar una atención temprana, integral y sostenida, para que cada persona pueda comunicarse y desarrollarse con confianza y sin estigmas”, concluyó.