El primer consultorio público de tartamudez ya atendió a más de 80 pacientes
El Consultorio de Tartamudez funciona desde septiembre de 2016 en el tercer piso del Hospital Avellaneda y es único en la provincia en el sector público. En esta oportunidad, se realizó el primer taller sobre disfluencia, con el objetivo de darles las herramientas a los padres de los niños que padecen este trastorno para que ellos mismos puedan ayudarlos.
El consultorio funciona de lunes a viernes, de 13 a 19 horas, para pacientes con o sin obra social. Los turnos son programados para lograr una mejor organización. Se recibe pacientes de todo Tucumán, así como también de Salta, Santiago del Estero y otras provincias cercanas. Desde que se inauguró el Consultorio de Tartamudez unos 80 pacientes, entre niños, adolescentes y adultos, han realizado al menos una visita.
“Queremos que los papás se familiaricen con todo lo referido a esta problemática. Gran parte de la terapia está hecha por la propia familia. Trabajamos en conjunto con los payaterapeutas. Uno de ellos tiene disfluencia y este es el inicio de su camino en lo que respecta a tartamudez”, explicó la encargada del Consultorio de Tartamudez, licenciada Lina Almazán.
La especialista dijo que desde que este consultorio abrió sus puertas, se ha visto muchos avances en la temática. “Hablar de tartamudez ahora es más común. Se lo hace en la escuela, en los hogares, en el hospital y en los barrios. Trabajamos en la atención primaria de la salud, promocionando y sobre todo realizando acciones de prevención, ya que la tartamudez se puede detectar a partir de los dos años”, contó. En este sentido, agregó: “Hay personas que vinieron a realizar la consulta y ahora volvieron a la escuela o a sus trabajos. Se animan a seguir adelante a pesar de ser a veces discriminados por su disfluencia”.
Por su parte, el director del Hospital Avellaneda, doctor Luis Medina Ruiz, consideró que este es un espacio de salud en el que se puede compartir con otras personas que tienen la misma patología. “Está demostrado que este tipo de actividades ayuda en la acción terapéutica y en la curación”, afirmó.
El director contó cómo empezó todo: “Hace unos meses la doctora Rossana Chahla, junto con el doctor Gustavo Vigliocco, nos habló acerca de la licenciada Lina Almazán, especialista en tartamudez, y nos preguntó si nosotros podíamos contar con este consultorio en el hospital. Fue así que, por decisión del Ministerio, habilitamos este consultorio. Desde ese momento empezaron a llegar muchas consultas de pacientes que no habían encontrado solución a nivel provincial. Muchos debían acudir al servicio privado, donde no cuentan con este tipo de talleres o interconsulta, por lo que la decisión de la ministra fue bienvenida y este consultorio cada día da más respuestas”, se explayó.
Carolina es la mamá de Tomás, un paciente con disfluencia. Ella compartió su experiencia: “Estoy feliz. No sabíamos qué era lo que mi hijo tenía. Su comportamiento era malo y no podía relacionarse con sus compañeros. Cuando tenía cuatro años ya mostraba su incomodidad al hablar. Comencé tarde la consulta. Lo ideal es visitar al médico a partir de los dos años, cuando el niño comienza a desarrollar el lenguaje”.
La mamá detalló cómo llegó al consultorio del Avellaneda: “Vine de casualidad, me enteré que había un servicio de tartamudez en el hospital y me acerqué. Me encontré con Lina, que más que la doctora de Tomás, es una compañera que te da pautas de acuerdo al manejo que tenemos con nuestros hijos. Estoy muy agradecida con este servicio. Nos sentimos contenidos”, agregó.
Otro de los pacientes Leandro Ruiz, contó que fue al consultorio porque necesitaba mejorar su habla.” Quiero dar las gracias por este espacio que nos brindan. Aconsejo a las personas que tengan este problema que se acerquen porque van a encontrar ayuda”, afirmó. Por su parte, Francisco Rubén, de 12 años, dijo que este consultorio es muy interesante porque le enseñaron pautas para expresarse mejor. “Antes tenía miedo de relacionarme, por mi condición. Pero ahora me siento seguro”, cerró.