Jóvenes voluntarios muestran amor por el prójimo internado
Se trata de un servicio realizado en forma gratuita que tiene por objetivo brindar compañía y contención a los pacientes y sus familias. La visita a los enfermos trata de llevar una escucha empática y afecto a los que más lo necesitan.
La ‘Pastoral de la Salud’ a cargo del Capellán del efector, padre Sergio Costilla, lleva a cabo un acompañamiento espiritual y social a la comunidad hospitalaria. Como parte de esto es que desde hace un tiempo a las salas acude un grupo de jóvenes voluntarios los fines de semana con el fin de animar con la charla y la compañía a pacientes que se encuentran solos, internados desde hace mucho tiempo o que simplemente tengan ganas de ser escuchados.
Sobre esto, Costilla contó: “Estos jóvenes visitan a los enfermos tratando de llevar una palabra de alivio, acompañarlos en los momentos difíciles y con la alegría cuando pueden irse de alta, además de estar con la familia, charlar con ellos y sobre todo brindarles la presencia de cada uno de nosotros para escuchar y contener”.
Esta labor es llevada a cabo por los voluntarios especialmente los fines de semana, ya que es cuando los pacientes que llevan mucho tiempo internados o son del interior, tienen más dificultad de ser visitados por sus familiares y algunos pasan momentos de soledad. De esta manera los jóvenes dedican un espacio de tiempo en sus rutinas de estudio y trabajo a este servicio totalmente desinteresado y generoso.
Al respecto, la coordinadora Diocesana de la Pastoral de la Salud, Estela Paz, dijo: “Este es un servicio extra, formado por voluntarios dependiendo de la coordinación del Capellán. Los voluntarios están divididos a la mañana, a la tarde y los fines de semana. Estos son distintos grupos que pertenecen a diferentes parroquias, instituciones u organismos que prestan este servicio gratuitamente que con amor y afecto vienen a realizar la visita a los pacientes”.
Cabe destacar que los jóvenes, antes de comenzar a realizar las visitas, reciben una preparación especial, ya que en el hospital se enfrentan a realidades crudas y al dolor que, aunque ajeno, pueden afectarlos.
“El hecho que los visitemos los anima a seguir adelante”
Así lo aseguró una de las voluntarias, Luciana Balmaceda, y continuó: “Sabemos que muchos de los enfermos los fines de semana están solos y venimos a ofrecerles compañía y escucharlos llevando alegría, que es lo que necesitan. Al principio, como no conocemos a las personas, es raro para ellos que alguien extraño les hable y les pregunte cómo está. Lógicamente luego se va creando el clima y logramos la comunicación empática que ellos necesitan”.
Por su parte, Nicolás Suárez Olmos definió a esta actividad como una experiencia transformadora y movilizante. “Cada una de las visitas es una enseñanza nueva y es algo que nos retroalimenta tanto al enfermo como a nosotros que vamos a brindarle compañía. Cuando me voy me queda la alegría de haber donado mi tiempo a alguien que lo está necesitando, siento las ganas de continuar y de comprometerme todas las semanas con ellos”.
Finalizando, María Alexis Rudzinski expresó: “Para mí es una experiencia muy linda el brindar el tiempo al otro, a un desconocido que está pasando un momento difícil. Invitamos a todos los jóvenes a que se animen a sumarse a cualquier grupo, o movimiento de cualquier parroquia, para realizar esta labor porque de esta manera estamos siendo instrumentos de Dios haciendo un bien al necesitado”.