Implementan un Programa Integral para el tratamiento de ACV
El Ministerio de Salud Pública, en conjunto con el Hospital Ángel C. Padilla, brindan a la sociedad un tratamiento que busca generar un sólo sistema de atención para pacientes con accidentes cardiovasculares.
Adriana Sanagua (53) comenzó con un pequeño dolor de cabeza el pasado viernes en su departamento de Aguilares. Pensó que era simplemente eso, una cefalea. Con el pasar de los minutos intentó calmar el dolor con masajes en la parte izquierda de su cuerpo, pero al contrario de lo que pensaba, el sentir iba en incremento. Un rato después, intentó caminar por el comedor de su hogar pero perdió el equilibrio y se golpeó de lleno contra la pared. Sin entender lo que sucedía, llamó a su hija que estaba acostada en la habitación del lado y ella acudió a socorrerla. “Cuando Ana llegó al comedor, yo estaba cubierta de sangre que salía de mi nariz y mi boca. No me podía mover y me quedó todo el cuerpo paralizado”, narró la mujer. Sin saberlo, Adriana había comenzado a padecer un accidente cardiovascular.
Con ayuda de sus hijos fue trasladada hasta el Hospital de Concepción, donde le practicaron una tomografía que confirmó su estado. El sábado por la mañana fue derivada directamente al Hospital Padilla, donde ingresó por guardia para luego comenzar una cirugía endovascular, de aproximadamente tres horas, que le salvó la vida. Efectivamente Adriana había sufrido un ACV hemorrágico.
“Cuando definimos un ACV hablamos de cualquier patología que pueda afectar la irrigación de las arterias o venas del cerebro, y es una de las principales causas de mortalidad. Puede ser isquémico donde una arteria se tapa y produce un infarto, o puede ser hemorrágico cuando se rompe una arteria y produce un coágulo o hematoma”, explicó José Goldman, neurocirujano del efector. Y agregó: “Los accidentes hemorrágicos son menos frecuentes, representan a un 20 por ciento, pero el cuadro clínico es mucho más grave: el paciente tiene mayor dolor de cabeza, se puede paralizar parte del cuerpo o entra en coma. Los isquémicos son más frecuentes pero pueden ser síntomas neurológicos que pueden aparecer desde el comienzo o ser progresivos como visión doble, no ver en un ojo, la mitad del cuerpo paralizada o existe sensación de hormigueo o dificultad para hablar. Con cualquiera de estos síntomas la persona debe concurrir inmediatamente al hospital más cercano”.
Por su parte, el neurocirujano y especialista en neuro-intervencionismo endovascular del Hospital Padilla, doctor Julio Fernández comentó: “El sábado ingresó la paciente Adriana con un ACV de tipo hemorrágico, producido por la rotura de un aneurisma que genera un sangrado en la cabeza. Es una patología muy grave que necesita una pronta respuesta. Por ello, estamos trabajando con el Ministerio de Salud Pública en implementar un Programa Integral para el tratamiento de los accidentes cerebrovascular en toda la provincia. Esto significa ensamblar todo el sistema de salud, tanto público como privado, y generar un sólo sistema de atención para pacientes con ACV. Y así disminuir los riesgos de mortalidad y morbilidad en los pacientes tratados”.
Este tipo de enfermedad tiene una incidencia mayor en personas de 48 a 52 años, aunque puede aparecer incluso en menores de edad. El tiempo que espera el paciente para ser atendido tiene gran incidencia en su recuperación y su pronto tratamiento puede evitar un segundo accidente cardiovascular. El primer sangrado genera la muerte del 50 por ciento de los pacientes aproximadamente, mientras que el segundo de un 90 por ciento; generando un alto grado de discapacidad al 10 por ciento que queda vivo.
Cabe destacar que gracias al angiógrafo con sustracción digital, los profesionales del Hospital Padilla pueden realizar este tipo de cirugías importantes para salvar la vida de los pacientes y que además no dejan cicatrices.