Habilitaron dos centros de evacuados para los vecinos de Ranchillos
El secretario ejecutivo médico del Siprosa, doctor Gustavo Vigliocco, recorrió las zonas afectadas en la localidad y se puso a disposición de los damnificados.
“Visitamos a la gente evacuada en la escuela y después fuimos al CIC. Estuvimos hablando con la directora del hospital y todos los que están trabajando. Dentro de la mala suerte de lo que ha sucedido, Salud está trabajando y tratamos de brindar lo mejor posible. Revisamos a niños y adultos, les tomamos la presión y completamos también sus fichas médicas”, comentó Vigliocco.
Además confirmó que no hubo casos graves tras la inundación, “solamente una señora que tuvo que ser asistida ayer por una quebradura de cadera. Luego, situaciones menores como picaduras de insectos”.
El operativo de evacuación y refugio fue un trabajo articulado entre varios ministerios del gobierno provincial, como así también la comuna de Ranchillos y San Miguel, el hospital de la zona, agentes socio-sanitarios y la policía.
“Habilitamos dos centros de evacuados; cada uno tiene 40 personas que están efectivamente pero durante la noche aumenta esa cantidad porque vienen a dormir. Hay niños, ancianos, discapacitados, bebés, embarazadas”, manifestó María Vélez, a cargo de la oficina del área social de la Comuna.
Por su parte, Laura Reinoso, agente socio-sanitario del efector, contó que su trabajo comenzó ayer por la madrugada cuando les informaron sobre los vecinos evacuados. A partir de las 6.30 de la mañana se acercaron al CIC y comenzaron a colaborar. Trabajaron al lado de médicos y psicólogos, llevando contención a los damnificados.
La escuela Amado Juri también abrió sus puertas a la comunidad
“Las personas evacuadas recibieron asistencia de los distintos ministerios del gobierno, como Salud, Desarrollo Social y Seguridad Ciudadana. Se albergaron 253 personas entre adultos, niños y jóvenes, el primer día. Con el correr de las horas fueron retornando a sus hogares”, explicó la directora del establecimiento, Patricia Zúñiga.
En este momento la institución escolar alberga a 16 adultos y 32 niños que están a la espera de que se atiendan las necesidades de sus casas que quedaron con barro y agua.
Testimonios tras las inundaciones
Marta Viviana Suárez (31): “Fui afectada por la lluvia en el barrio Espíritu Santo, en Ranchillos. Es impresionante cómo vino con mucha potencia el agua y se llevó todo de casa. No nos dio tiempo de sacar la ropa de los chicos. Perdimos todo. Tengo una nena de cuatro años y mi marido se quedó con otros vecinos a dormir en el techo para cuidar lo poco que nos quedó. Llegué aquí con una crisis de nervios. Los psicólogos me atendieron bien, me brindaron ropa, calzado para mi familia que está allá y les mandan comida también”.
Graciela Villa (45): “Cuando empezó a entrar el agua, mi mamá tuvo que dejar todo. Perdimos nuestras pertenencias. Estamos muy agradecidos porque nos atendieron muy bien. El doctor del hospital asistió inmediatamente a mi papá y a mi mamá, y les dieron los remedios. Estamos muy agradecidos con la comuna también porque nos dieron comida caliente y agua. Hemos perdido todo; todas las cosas se mojaron. Quedó prácticamente la casa vacía”.