Una labor que pondera la humanidad, la contención y la palabra de aliento para quien lo necesite
Como cada 14 de noviembre, se conmemora el Día del Técnico en Hemoterapia en honor al aniversario de la primera transfusión de sangre citratada, efectuada por el doctor Luis Agote. Desde los aspectos técnicos hasta los más sensibles y humanos, esta tarea requiere vocación y compromiso de quienes la desempeñan.
El del hospital Padilla es el servicio de Hemoterapia que mayor cantidad de transfusiones ambulatorias realiza en el Sistema Público de Salud (alrededor de 7.500 al año). Atiende a alrededor de 1.200 donantes de sangre por año, 850 por aféresis.
Los técnicos de la institución son: Margarita Gladys López, Víctor Valdez, Marcela Ángel, Sergio Morales, Patricia Paz, Luciana Pacheco, Fátima Chávez, María Valdivieso, Francisco Valdez y Hugo Bulacio.
“Hace dos años se acondicionó un espacio para realizar transfusiones ambulatorias que actualmente ascienden a las 120 prestaciones mensuales con la comodidad de que el paciente viene, se transfunde y se retira a su casa en el día. Además, ofrecemos la prestación única en el NOA de aféresis de donante y terapéutica que cuenta con 4 máquinas y nos permite realizar 200 procedimientos al año en unos 40 pacientes, así como asistir a otras instituciones con nuestro equipamiento”, contó Hugo Bulacio, técnico y miembro del servicio de Aféresis.
Margarita Gladys López es técnica en hemoterapia del hospital, cuenta con 33 años de experiencia y servicio en la institución y brindó su testimonio respecto a lo que implica desempeñar esta tarea cotidianamente: “Yo me enteré conversando con un grupo de amigos de los cursos formadores de técnicos en hemoterapia, yo entonces no sabía ni que era esa rama, pero me fui interiorizando, rendí mi examen de ingreso en el Banco de Sangre y fui seleccionada con otras 25 personas. Al comienzo fui personal de 6 horas y luego pasé a desempeñarme en guardias de 24”.
“El servicio cambió mucho, pasamos muchas vivencias, situaciones de crisis ante las que estuvimos preparados para asistir de la mejor manera. El hospital es una escuela grande que nos deja experiencias y huellas, todos los días aprendo algo nuevo”, definió la especialista al tiempo que hizo hincapié en la importancia que reviste el aspecto humano a la hora de desempeñarse en este espacio.
“Nos toca ser el soporte, la contención y la palabra de aliento del paciente y de su familia. Nosotros estamos en contacto con gente que sufre de leucemia, de enfermedades críticas, accidentes y el día a día nos vuelve un poco parte de esas familias también”, reflexionó Margarita.