Alimentos procesados: Cómo afectan nuestra salud
La licenciada en Nutrición de la Dirección de Gestión Sanitaria, Lucía Vallejo Trejo, brindó detalles acerca de los efectos que tiene en el organismo el consumo de alimentos procesados y cómo se pueden reemplazar en la dieta diaria.
En este contexto la profesional explicó que los alimentos se clasifican en cuatro tipos: naturales, mínimamente procesados, altamente procesados y ultra procesados. Los naturales son aquellos que no atravesaron manipulación- carnes, huevos, vegetales y frutas-, los mínimamente procesados atravesaron un proceso de manipulación de origen principalmente técnico, pero no se incorporaron a ellos elementos externos- lácteos descremados, pan lactal rebanado, alimentos descascarados o pelados-.
El tercer grupo de alimentos altamente procesados incluye aquellos que sufren la incorporación de alguna sustancia como sales, azucares, conservantes o aditivos, que tienen el objetivo de aumentar la conservación del producto- enlatados, embotellados, conservas en salmuera, fiambres, en general todo lo envasado- y finalmente los alimentos ultra procesados son los elaborados principalmente a base de ingredientes industriales y que no necesariamente contienen alimento de base- como los snacks hechos a base de pastas saborizadas, que desde el punto de vista nutricional, por su contenido de sal, aditivos, conservantes y sustancias industriales, son altamente peligrosos para la salud si se consumen de manera regular-.
«Los productos ultra procesados al ser elaborados son muy apetecibles, altamente lucrativos y con todos los químicos que tienen son muy perdurables en góndola, lo cual desde el punto de vista económico para sus fabricantes es óptimo y redituable. Aquí entran todas las pastas saborizadas tipo snacks como chizitos, papas fritas, galletitas y en general todo lo que uno encuentra en el quiosco», contó Vallejo Trejo.
El alto contenido de sal, grasa y químicos de estos productos, si se consumen de manera regular, pueden favorecer aumentos de peso, incrementos en los niveles de presión y colesterol y desarrollar a mediano plazo hígado graso. «Evitar no es lo mismo que prohibir. Evitar es tratar de no consumirlos, pero son alimentos rápidos que atraviesan nuestras vidas, especialmente en circunstancias sociales y de festejo, por lo cual no se los puede prohibir, pero se puede intentar reducir al máximo su consumo», reflexionó la entrevistada.
Una alternativa, sostiene la especialista, es optar por porciones reducidas y elegir, dentro del mundo de los snacks, por ejemplo, el maní sin sal, que no tuvo manipulación. Es importante también que este tipo de alimentos estén destinados solo a ocasiones sociales especiales, que por tanto no formen parte de la dieta habitual y que no se reemplacen comidas importantes, como la merienda, con el consumo de este tipo de productos.
«No hay alimentos malos o buenos, hay alimentos más apropiados para algunas situaciones que otros. El desafío está en intentar que todos los días la alimentación tenga su base en alimentos naturales como frutas, vegetales, carnes y legumbres y agregar alimentos mínimamente procesados como los lácteos descremados. Si bien los alimentos procesados están en nuestras vidas, la clave es su consumo con moderación, intercalando días y combinando con los aportes más naturales posibles”, concluyó.