Chicos de Las Moritas despidieron el año con los abuelos del Hogar San José
Luego de tres años de encuentros y trabajo, festejaron juntos y brindaron por un 2018 lleno de buenos deseos.
El “Taller Travesía del Recibir al Donar”, comenzó como un único encuentro entre los jóvenes pertenecientes al Centro Las Moritas y los abuelos del Hogar San José, hace tres años atrás. Sin embargo, luego de la primera visita fue imposible no coordinar una segunda. Así, los chicos compartieron talleres, actividades, canciones y experiencias con los mayores, y aprendieron unos de otros.
“El objetivo del taller es que los chicos tengan la experiencia de no solamente recibir asistencia del estado, sino que también ellos pueden ayudar a otros. Esto es una filosofía que viene de los primeros alcohólicos anónimos donde uno se ayuda, ayudando a otro. Existen otros sufrimientos como la soledad, el abandono, los problemas de salud, que en este caso pueden tener los abuelos, entonces quisimos que los chicos lleven calidez, encuentro, abrazos y eso fue justificando estos tres años”, contó el subdirector de Las Moritas, psicólogo Marcos Zeitune.
En tanto, la psicóloga del centro de rehabilitación, Flaviana Soria aseguró que a lo largo de las visitas pudieron corroborar los efectos positivos para los chicos: “Muchos de ellos no tienen a sus abuelos y al revés también. Este intercambio de experiencia los ayuda a construir y reconstruir los lazos, sobre todo en el espacio del tratamiento y el trabajo grupal para poner en palabras lo que les pasa”.
En esta última reunión, los pacientes vieron una producción audiovisual como resumen de todo lo compartido y también armaron juntos un árbol de navidad con los deseos para el año nuevo.
“Este es un encuentro especial. Los abuelos están muy contentos, se emocionaron mucho con el video. La idea sería continuar y avanzar con chicos que están en rehabilitación y otros chicos que ya salieron y se recuperaron”, expresó Lucía Yafar, trabajadora social del establecimiento.
Una experiencia compartida con amor
Ramón Granado, es profesor de danza y teatro; vive en el Hogar San José y dice que este proyecto es una alegría para él y los chicos: “Desde el vamos hay una afinidad tremenda con los jóvenes. Creo que esto tiene mucho que ver con que tuve un padre que se hizo alcohólico a los 66 años y un hermano que desde los 16 a los 29 años también lo fue, pero se recuperó. Es lindo poder contarles cosas, no les doy consejos pero siempre les sugiero, les muestro que hay un camino. Que la utopía es buena seguirla porque sirve para caminar”.
María Luisa Lazarte, tiene 86 años y es compañera de Ramón en el hogar. “Hace siete años que vivo aquí. Tengo una sobrina que es muy buena conmigo pero ella tiene su familia. Estos chicos son como los nietos que no tuve. Siempre nos reciben bien. Ellos tienen esa necesidad de amor, y nosotros podemos darlo”, cerró.