Cómo debería ser la lactancia materna en bebés con hasta seis meses de edad
Los primeros 1000 días de un niño o niña son sumamente importantes, su cuidado y alimentación definen su salud y su futuro. Por ello, la médica pediatra y neonatológa de la Maternidad “Nuestra Señora de Las Mercedes”, doctora Claudia Quinteros, brinda una serie de consejos y atenciones para mejorar la lactancia materna en pleno verano.
Por las altas temperaturas, muchas veces las madres tienen inquietudes sobre si al bebé deben darle de tomar o comer algo más que simplemente la leche materna. Sin embargo, la doctora Quinteros advierte que la leche humana es suficiente para una alimentación completa e hidratación del recién nacido.
“Es fundamental que una mujer, una persona gestante, pueda informarse desde el embarazo sobre cómo es la lactancia, qué beneficios tiene, cómo es la técnica del amamantamiento y conocer la psicología de la lactancia para que pueda tener éxito. Llamamos éxito a que pueda amamantar exclusivamente al bebé hasta los seis meses sin recibir el pequeño ningún otro alimento. A partir desde los seis meses, se va a introducir la alimentación complementaria oportuna pero continúa dando la teta hasta por lo menos los dos años cuando es la finalización de la formación del cerebro”, explica la especialista.
En este sentido, comenta que la leche materna es un alimento completísimo que tiene más de 200 compuestos y está hecho de la misma especie, es decir de humano para humano. Entonces, el intestino del bebé lo absorbe con mucha facilidad y lo digiere sencillamente.
Gracias a la lactancia materna, el recién nacido recibe todos los anticuerpos que tiene su mamá de toda su vida, y se puede defender de todos los virus que puede encontrar en su ambiente. De esa manera se favorece la inmunidad del bebé, previniendo las enfermedades típicas del primer año de vida: bronquiolitis o diarrea.
Y subraya que incluso esta leche protege al niño del coronavirus. Sus compuestos bloquean la replicación del virus; si éste entra en el organismo del bebé no le permite que se reproduzca y tampoco que se adhiera a sus células.
Asimismo, esta forma de alimentar al bebé tiene una parte fundamental que es la afectiva, es decir es una herramienta de vinculación entre la madre y su hijo. Cuando el pequeño pide teta, no sólo lo hace por hambre sino porque tiene necesidad de abrazos, de cariño, de apego y proximidad física. Esto hará que crezca fuerte porque no sólo necesita nutrientes, precisa también del afecto. Y la lactancia no sólo va a favorecer la salud física del bebé, sino también la psicológica y social ya que ayuda mucho a la formación de la personalidad y la inteligencia.
Respecto a si deben las madres darles de beber agua, Quinteros sostiene que no es necesario: “Los recién nacidos no necesitan nada extra, la teta de la mamá le da todo lo que requieren, no necesitan agua. La que debe tomar agua e hidratarse bien es la madre, ella necesita tomar al menos tres litros de agua por día y acompañar esto con una alimentación balanceada cumpliendo todas las comidas, porque la lactancia es muy exigente para la mujer. Hay cambios físicos y psicológicos tras el parto, además de la gran demanda del recién nacido; por ello se necesita mucho del apoyo familiar en todo momento”, enfatiza.
Finalmente, cuenta que desde la Maternidad nunca dejaron de trabajar a pesar de la pandemia: “Hacemos apoyo presencial para mujeres o personas gestantes que quieran y necesitan saber sobre lactancia materna, por la mañana de 9 a 13 horas. También habilitamos la consejería online que se brinda los días martes de 10 a 12 horas por la página de Facebook de la Maternidad (https://www.facebook.com/maternidad.tucuman). Los turnos presenciales se pueden programar llamando a Salud Escucha (0800-4444-999)”.