Cómo está funcionando el servicio de Prevención y Asistencia de las Adicciones del hospital Avellaneda
La psicóloga Paola Vázquez, miembro del efector y a cargo del área durante el receso invernal, explica cómo trabajaron en plena pandemia, las adaptaciones y desafíos que tuvieron que realizar y la asistencia que continúan brindando a la comunidad.
“Este servicio comenzó a funcionar en noviembre de 1998, es decir que tiene una gran trayectoria. Por supuesto, los equipos fueron cambiando a lo largo de todos estos años. Consiste en consultorios externos, ofrecemos tratamientos ambulatorios para pacientes que tienen problemática con el consumo de sustancias psicoactivas”, detalla la profesional.
Para ello, cuentan con un equipo interdisciplinario formado por: médico psiquiatra, médica generalista, trabajadores sociales, psicólogos, terapistas ocupacionales, profesor de Educación Física.
“Para nosotros es muy importante también el abordaje con la familia, se supone que este sujeto que tiene problemas con las adicciones pertenece o debería pertenecer a una familia o institución. Muchos de los casos son derivados de distintas instituciones de menores, del penal de Villa Urquiza u otros establecimientos”, sostiene.
En caso de que el paciente sea menor de edad, se necesita de la participación de un mayor en el tratamiento. El mismo es ambulatorio abierto, con talleres grupales, aunque debido a la pandemia estuvieron suspendidos y se avanzó de manera individual.
“Ciertamente, el abordaje se ha modificado en este último tiempo. Desde el servicio también estuvimos conteniendo a profesionales del hospital que están trabajando en la zona más dura, como febriles”, subraya.
A pesar de esto, la referente hace hincapié que desde el efector trabajan encuadrados en la ley de Derecho del Paciente y de la ley de Salud Mental, bajo el paradigma de la reducción de riesgos y daños como encuadre terapéutico. Es un abordaje integral porque esta problemática está atravesada por distintas líneas, no es tan sólo las sustancias o la individualidad del sujeto, sino también el contexto.
En sí misma, agrega, es una problemática muy compleja, altamente frustrante. “Hace muchos años venimos sosteniendo, después de una larga discusión teórica en función a lo que veníamos viendo con las consultas, es el dispositivo de consulta espontánea. El paciente llega y es atendido. Esto de los turnos programados, en este servicio en particular y por la patología en sí misma, no funcionó. Muchas veces hay que escuchar qué es lo que trae la persona en el momento de la consulta”, advierte.
El proceso de asistencia comienza con el psicólogo, quien evalúa ese día lo que el paciente trae. En varias oportunidades, en esa misma jornada el paciente es atendido por la médica generalista y si el caso lo amerita, por una trabajadora social.
“Concretamente, vimos una disminución en las consultas por la pandemia. Ahora, este año, observamos un viraje: hay un 30 por ciento más de consultas, aunque no llegamos al número de consultas de siempre”, comenta.
Por último, invita a todas las personas que necesiten ayuda en esta área, a dirigirse al servicio que funciona de lunes a viernes de 7 a 16 horas. El paciente tiene que asistir en ese horario con el DNI. El primer ingreso es a través de secretaría y se le asigna el turno para ser atendido ese mismo día. También pueden comunicarse por el teléfono (0381) 4276008, interno 291.