Conocé cómo funciona la Unidad de Trasplante de Córnea en pandemia
La profesional staff de la Unidad de Trasplante de Córnea del hospital Padilla, doctora Noel Rivero, ofreció detalles acerca del funcionamiento de la misma y de la labor que desarrolla el equipo que conforma junto a la doctora Virginia Chaila y el doctor Javier Marengo.
Al respecto Rivero comentó que si bien a fines de marzo y de acuerdo a lo establecido por la cuarentena obligatoria, la unidad se mantuvo cerrada como durante abril, en mayo la misma se volvió a habilitar con una lista de espera de tres pacientes, de los cuales dos eran pediátricos. En ese sentido la especialista agregó que la donación se vio levemente demorada, pero que llegó gracias a la solidaridad que caracteriza a los tucumanos.
“El proceso de donación se hizo un poco más lento esta vez, más que nada a raíz de los controles que se requieren actualmente, ya que se empezaron a hacer análisis de PCR en todos los pacientes donantes. Pero Tucumán es una provincia muy solidaria que mantiene la donación activa, nuestra Unidad de Procuración trabaja enérgicamente en el hospital y se logró volver al ritmo de donación como veníamos hasta antes de la pandemia”, relató la profesional. |
Durante agosto se realizaron tres trasplantes, dos pediátricos- un niño de 10 y otro de 14 años- y uno de un paciente adulto que estaba en lista de espera por ceguera, todos con buena evolución: “La unidad sigue recibiendo pacientes, se los sigue controlando, e incluso ahora se ingresó a lista a dos pacientes más. En Tucumán la lista de espera para trasplante de córnea es muy corta y los pacientes ya no tienen que esperar años como antes, sino que generalmente en materia de meses reciben su trasplante”.
Si bien el hospital Padilla es un hospital de adultos, se estableció un convenio con la dirección y el servicio de anestesiología, por el cual el paciente pediátrico a partir de los 10 años puede ingresar al efector para realizarse trasplante de córnea, evitando derivaciones a Buenos Aires y permitiendo que puedan obtener una respuesta a su problemática en la provincia.
En lo que atañe a las patologías más frecuentes que la unidad trata, la oftalmóloga comentó que el queratocono es una de las principales causas de indicación de trasplante en Tucumán y una patología muy frecuente en la etapa infanto-juvenil, que ocasiona la degeneración progresiva de la córnea. En la mayoría de los pacientes que tienen esta patología la consulta es por una disminución progresiva de la agudeza visual.
Generalmente son pacientes alérgicos, frotadores crónicos que se refriegan los ojos constantemente por la alergia y picazón que refieren y en un paciente pediátrico esta costumbre es aún más difícil de manejar. Los cambios visuales van aconteciendo a lo largo de los años y el paciente va disminuyendo cada vez más su visión, va cambiando anteojos, aumentando la graduación, son pacientes que manifiestan que aun con anteojos ven muy distorsionado, que recurren a lentes de contacto pero que tienen muchas dificultades porque sufren una disminución de su calidad visual.
“Nuestros últimos dos trasplantes fueron por casos de queratocono y es importante destacar que gracias a las modernas técnicas de última generación y a los avances tecnológicos que hay, en Tucumán se están realizando trasplantes lamelares, en los cuales se logra cambiar solo las capas enfermas de la córnea”, explicó Rivero. |
La especialista agregó que hace tan solo unos años cuando se hacían trasplantes de córnea se los realizaba de forma completa, sin distinción entre las capas enfermas y las que no lo estaban. Actualmente en los trasplantes lamelares solo se cambia las capas afectadas y se deja una fina capa interna, de menos de 5 micras, lo cual convierte la intervención en todo un trabajo artesanal.
“En pacientes pediátricos, si bien hay algunos cuadros en los que no se puede realizar porque la córnea está muy comprometida, en los pacientes que no tienen tanto compromiso el trasplante lamelar tienen muchos beneficios y una recuperación mucho más rápida. La visión final en los dos casos es la misma, pero los trasplantes lamelares tienen un posoperatorio de entre 6 a 8 meses, mientras que en un trasplante completo de córnea la recuperación se extiende a aproximadamente 12 meses”, sostuvo la profesional.
En este contexto Rivero aprovechó para agradecer a todas las familias que donan y que hacen posible dar una nueva chance a los niños y adultos que reciben los trasplantes, de llevar una vida normal y reinsertarse en sus actividades escolares, laborales y sociales. “En el caso de los niños, en la escuela es donde más se nota la dificultad ya que tienen una agudeza visual disminuida que los limita. Por eso los principales derivadores son generalmente los maestros que ven el cambio que tienen estos niños, sobre todo a la hora de copiar las tareas del pizarrón”.
En los casos de queratocono, como en la mayoría de las patologías, lo óptimo es el diagnóstico precoz. “Desde que se implementó el control preescolar a muchas de estas patologías que antes llegaban en estadios muy avanzados, se las detecta de forma temprana. El tratamiento del queratocono es escalonado no todo el paciente que lo sufra va a trasplante, mientras más precoz es el diagnóstico hay muchas más herramientas y tratamientos para hacer, por eso es muy importante el control anual de los chicos sobre todo en edad escolar”, detalla Rivero.
En este sentido la especialista hace hincapié en que la lentitud en el aprendizaje, una conducta retraída o el mismo incumplimiento en las tareas, pueden estar aparejadas a la patología y no deben malinterpretarse como falta de ganas de aprender o de estudiar, sino que realmente la dificultad visual marca un impedimento serio en el progreso de estos niños.
“Es maravilloso lo que se logra hacer con el trasplante, el niño es muy expresivo y siente inmediatamente el cambio. Hay una recuperación visual inmediata, pero la visión final se logra luego de la extracción de puntos, entre los 8 y 12 meses posteriores. Es fundamental resaltar que la recuperación visual de un trasplante no es mágica, el 90% del éxito de esa intervención depende de la responsabilidad del paciente a la hora de acatar el tratamiento, la medicación y los cuidados posquirúrgicos”, afirmó y en ente punto hizo hincapié en la labor que realiza la licenciada en Trabajo Social Gisselle Valenzuela, de Servicio Social del hospital y la psicóloga Cecilia Conti.
“Todos los pacientes tienen entrevistas psicológicas previas al trasplante para hacer hincapié en todo lo que se les explica en consultorio. Servicio Social trabaja muy arduamente, acompaña especialmente en los casos de pacientes con carencias para lograr que accedan a la medicación y a las condiciones más apropiadas de vivienda, porque esto también implica preparar a la familia para poder recibir al paciente en las mejores condiciones para un posoperatorio extenso”.
Finalmente Rivero contó que si bien en esta época de pandemia se maximizan los cuidados, tanto para el paciente como para el profesional y que eso muchas veces implica un menor número de consultas para evitar aglomeraciones y exposiciones innecesarias al contagio, la unidad permanece firme en su compromiso de seguir trasplantando para devolver la visión a quienes lo necesitan.
“Somos un servicio súper comprometido, no tenemos día ni horarios límites para nuestros pacientes, amamos lo que hacemos y la verdad que tenemos pacientes excelentes que cumplen, familias comprometidas y es bueno que la gente sepa que seguimos trabajando, que pueden consultar y que de corazón trabajamos para darles soluciones a todos”, concluyó. |