Contaminación sonora: Una verdadera problemática de salud
La doctora María Fernanda Villagra, staff del Servicio de Otorrinolaringología del hospital Padilla, ofreció detalles acerca de la actual problemática y explicó que el ruido tiene efectos perjudiciales para la salud, que varían desde trastornos fisiológicos hasta psicológicos, generando disfunciones en la vida cotidiana, el rendimiento laboral y las relaciones interpersonales.
Un ruido es un sonido desagradable y molesto de variada intensidad, potencialmente nocivo para el aparato auditivo y el bienestar psíquico. La contaminación acústica es el exceso de ruido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona.
Su medida o impacto representa un desafío ya que no deja residuos como otros tipos de contaminación y no tiene efecto acumulativo en el medio, si bien puede tenerlo en las personas.
La contaminación sónica representa uno de los principales problemas de la sociedad moderna en constante movimiento y crecimiento y el reconocimiento de los efectos del ruido en el organismo como un potencial peligro para la salud y como un problema sanitario de importancia, es reciente.
“El ruido afecta en mayor medida a las personas dependiendo de determinadas condiciones: En edades extremas de la vida, por una predisposición genética o de acuerdo a la formación particular de su oído interno. Por ejemplo los niños, al encontrarse en edad de crecimiento y desarrollo, son los más susceptibles a los efectos dañinos que provoca el ruido en el organismo”, comentó la especialista.
La intensidad del sonido se cuantifica en decibeles, el daño que ocasiona el ruido en la persona dependerá totalmente del tiempo de exposición y de los decibeles que tenga ese ruido, además de las circunstancias propias de cada paciente.
Un ruido puede ser continuo, estable y uniforme en el tiempo, como el que genera una bomba de agua que tiene aproximadamente de 60 a 70 decibeles, o intermitente, cuando presenta cambios en los decibeles como el arranque de una moto que es de 80 decibeles y luego disminuye su intensidad.
De acuerdo a esto los ruidos se clasifican en bajos, moderados y altos. De 10 a 55 decibeles el ruido es bajo, de 55 a 75 es moderado y de 75 a 100 es alto. Por encima de los 100 decibeles se considera que el ruido es intolerable o agudo.
“Cuando vamos al boliche y regresamos con la sensación de un zumbido (acufeno), es porque se produjo una alteración auditiva temporal que luego se retira. Pero si por ejemplo la persona trabaja en el boliche, sufre un efecto acumulativo en el tiempo que puede producirle un daño auditivo permanente con una consecuente hipoacusia”, continuó explicando Villagra.
El déficit auditivo producido por el ruido ambiental se llama socioacusia: El tráfico en la ciudad, una obra en construcción, el sonido ambiente de bares concurridos y shoppings que no tienen una acústica adecuada, son los principales ruidos nocivos de contaminación ambiental.
Para reducir la contaminación sonora se requiere de la aplicación de medidas legislativas y desde el ámbito institucional imponer la necesidad de efectuar controles en los sectores público y privado, con inspecciones en obras de construcción, talleres, fábricas y locales de esparcimiento público.
A los pacientes que sufren el ruido ambiental, que se encuentran en situación de riesgo auditivo o que sufrieron algún evento que les haya dejado un acufeno en el oído o la sensación de una disminución progresiva de la audición, se les recomienda solicitar al menos un control anual con el otorrinolaringólogo. El consultorio de Otorrino del hospital Padilla atiende de lunes a viernes de 7 a 17 horas y en el mismo podrá realizarse una otoscopia y estudios audiológicos que determinarán el diagnóstico y el tratamiento correspondiente. |