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Distintas historias de cómo tres personas se sensibilizaron y desearon salvar vidas

En el marco del Día Mundial del Donante de Sangre, este gesto altruista nos deja diversas reflexiones del porqué todos podemos ser solidarios.

En la colecta organizada en el Espacio Cultural Don Bosco acudieron muchas personas, entre ellas donantes frecuentes, estudiantes y vecinos de la zona. Los relatos a continuación llaman a la reflexión de que no es necesario pasar por una situación de urgencia y enfermedad para donar sangre y además que, aun habiéndola pasado, el valor que tiene esa acción desinteresada se multiplica con creces.

Primero hablamos de Héctor, un trabajador feriante de 56 años que conoció lo que significa la donación cuando trabajaba en la puerta de un hospital en Mar del Plata: “Yo como vendedor ambulante me hice amigo de un doctor, el cual me enseñó que donar sangre salvaba vidas y que muchas personas lo necesitaban. Desde ese momento pensé en que todos tenemos familiares, hijos, nietos o vecinos que pueden necesitar de esta ayuda y hay que aprovechar esta oportunidad de brindarse al otro. Soy donante de sangre desde hace 35 años y quisiera contarles a todos que los mitos no son reales, algunos dicen que las personas engordan o que bajan de peso, o que serán a futuro anémicos, nada de eso es cierto. Hoy mi misión es concientizar a todos los que puedan donar para que lo hagan, es algo muy importante, no perdemos nada de tiempo, es todo rápido y hacemos un bien por el otro”.

Allí también encontramos a Camila, una donante particular, ya que su historia es de puro agradecimiento: “A mi familia mucha gente nos ha ayudado, mi pareja Bruno es un paciente trasplantado de médula ósea y padece de una enfermedad llamada  aplasia medular (es la desaparición de las células encargadas de la producción de la sangre en la médula)”.

Camila nos cuenta que Bruno cuando estaba internado en el hospital Néstor Kirchner, necesitaba de muchas transfusiones de sangre y plaquetas. Para ellos tenían que realizar muchas campañas a la espera de recibir la cantidad requerida.

“Es por esto que ser donante voluntario me llena el corazón, sabiendo que hay tanta gente que lo necesita. Nosotros hemos vivido esta situación en carne propia y se lo que se siente. Toda la vida estaré agradecida a los que nos han ayudado. Tengo pensado seguir donando siempre que pueda y Bruno al igual que yo quiere hacerlo cuando salga de su enfermedad. Hemos sufrido mucho con su patología ya que, para hoy estar trasplantado, primero fue derivado a la provincia de Córdoba, luego a Buenos Aires y finalmente fue atendido de la mejor manera en el hospital Néstor Kirchner, del cual estamos totalmente agradecidos. También a todos sus profesionales y en especial a la doctora Flavia Figueroa, ya que gracias ella hoy él es otra persona».

Bruno llegó al hospital Kirchner pesando 45 kilos y hoy ha recuperado su peso, puede caminar y hace una vida normal teniendo en cuenta todos los cuidados. “Quiero decirle a las personas que se sumen, que donen sangre ya que se salvan muchas vidas y el regalo de la salud no tiene precio”, cerró.

Por último, y no menos importante, Camila, una estudiante de la escuela Nuestra Señora del Valle. Se interesó tanto en aprender sobre la donación, que espera tener la edad y los requisitos necesarios para donar y salvar vidas.

“Hoy hemos aprendido que la donación de sangre es un proceso muy importante para muchas personas, nos han aclarado algunos mitos que teníamos sobre la donación, hoy sabemos que es algo fácil, que no duele y que salva la vida de las personas, con una sola bolsita de 400 centímetros salvamos a cuatro enfermos aproximadamente. Cuando nosotros tengamos 18 años no solo vamos a donar, sino que ya estaremos  familiarizados con esto y vamos a compartir todo lo que aprendimos con nuestros compañeros y familiares para que ellos también puedan venir a donar”, finalizó.

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