El Consultorio Público de Tartamudez cumplió su primer año
Con unas jornadas abiertas a la comunidad, el Hospital Nicolás Avellaneda festejó el aniversario del servicio que brinda asistencia a niños y jóvenes con difluencia.
La tartamudez es un trastorno del habla, permanente o circunstancial, que se caracteriza por las repeticiones e interrupciones involuntarias en la emisión de palabras y puede ir acompañado de diversos movimientos del rostro y alteraciones respiratorias.
Al cumplirse un año de su creación, el servicio de tartamudez del efector ofreció unas jornadas de concientización y sensibilización sobre esta temática y cómo tratarla. Participaron en esta oportunidad, el secretario ejecutivo médico del Siprosa, doctor Gustavo Vigliocco; el director y subdirector del hospital, doctor Luis Medina Ruiz, y doctor Miguel Ferré Contreras; el secretario de estado del Departamento de Coordinación del Ministerio de Educación, profesor Marcelo Romero; la responsable del Consultorio de Tartamudez, licenciada Lina Almazán; pacientes y sus familiares; profesionales de la institución y público en general.
Consultado al respecto, Vigliocco manifestó: “Estoy muy orgulloso de estar aquí representando a la ministra de Salud en el primer aniversario del consultorio. Destacar el trabajo incansable de los directores del hospital. El doctor Medina Ruiz es una persona que nos enorgullece porque está todo el día creando nuevos proyectos y concreta todas las ideas que tiene. Además, cuenta con un equipo fantástico y la licenciada Almazán lleva adelante el consultorio de manera realmente sorprendente, porque se están sumando nuevos pacientes y están siendo un ejemplo en el noroeste argentino”.
Por su parte, el director del efector se mostró con mucha alegría en la celebración y recordó cuando la ministra y el doctor Vigliocco apostaron por este tipo de consultorios innovadores como el de Tartamudez y Autismo, “que eran necesidades de la población que quizás no se las veía en medio de todas las otras patologías”. Además, destacó que en este año el consultorio llegó a trascender incluso afuera de la provincia, a tal punto que a nivel nacional lo reconocieron de la Asociación Nacional de Tartamudez, y tras una visita, la institución decidió tomar este modelo para poder trabajar en las otras provincias esta patología.
“Este proyecto tiene un alto impacto sobre la vida de paciente con difluencia porque se realizan talleres además de los tratamientos individuales, estamos articulando con el Ministerio de Educación permitiendo que haya una inclusión real para que realmente cambie la vida de los chicos. Creo que somos referentes con el consultorio de Tartamudez y Autismo”, dijo el subdirector del Avellaneda.
En el encuentro también participaron el Coro de Lenguas y Señas de la Asociación Tucumana de Sordos junto a diferentes servicios como el de Acupuntura, Medicina General, Salud Pública, Enfermería, Lactancia Materna, Nutrición, Fonoaudiología, Odontología, el Área Operativa Sudoeste, Agentes Socio Sanitarios y Estudiantes de diferentes carreras. Que tal como dijo Almazán buscan trabajar en la concientización y promoción de salud, sobre todo la inclusión social de los pacientes con difluencia.
Finalmente, el secretario de estado del Departamento de Coordinación del Ministerio de Educación subrayó; “La importancia de este tipo de actividades que tiene como función visibilizar una problemática que muchas veces estaba instalada pero que era motivo de burla, y no se trataba correctamente”.
En la voz de los familiares
- Aida (mamá de un paciente de seis años): “Al principio fue desconcertante, no sabía que existía este consultorio pero a medida que fue pasando el tiempo fuimos haciendo las terapias, y he visto cambios en mi hijo. Estoy muy agradecida con la licenciada y el hospital por este espacio que nos brindan. Al comienzo como todos los chicos, a mi hijo le costó comenzar pero ahora está contento y se siente contenido. Mi consejo a las mamás y papás es que traigan a los chicos ante los síntomas, si ven que los niños se bloquean, repiten palabras o sonidos, es importante que vengan porque es un espacio para ellos y tienen oportunidad de hacer terapia”.
- Claudia Jiménez (mamá de un paciente de cinco años): “Llegué al hospital por una fonoaudióloga que después me derivó aquí. Empezamos entonces con la licenciada Lina Almazán y vimos un progreso que hasta yo estoy sorprendida. Con los talleres y todas las pautas que la licenciada nos da él está saliendo adelante. Lo traigo una vez por semana al consultorio y vengo a los talleres de padres y niños que son 3 veces al mes”.