El hospital Avellaneda cuenta con una sala de espera ‘Libre de Pantallas’
Esto forma parte de la iniciativa de la licenciada Lina Marcela Almazán, a cargo del Consultorio Público de Tartamudez, que propuso a las autoridades de la institución que se cree un espacio con otras opciones para que los chicos y grandes puedan relacionarse, divertirse y leer.
Sobre esto, la licenciada Lina Almazán, referente al Consultorio Público de Tartamudez y coordinadora del Programa Provincial de Detección y Abordaje Integral de la Tartamudez, contó: “Nosotros hace mucho tiempo venimos trabajando desde el Consultorio Público de Tartamudez con los talleres de lectura, destinados a niños, adolescentes y adultos, con el objetivo de colaborar y apoyar a las familias que no manejan la lectoescritura para que tengan la ayuda tanto en el ámbito educativo como familiar”.
Y añadió: “Se observó que a nivel familiar y social los espacios de comunicación no estaban y lo teníamos que trabajar en la terapia, los espacios de juego familiar tampoco existían y sí el mucho uso de tecnología; a la hora de comer o de dormir, y estas son cosas que influían de modo negativo en la terapia. Por ahí salíamos a la sala de espera y de cada 10 pacientes, 9 pacientes con celulares y eso nos llamó mucho la atención. Por eso es que decidimos, desde la dirección del hospital a cargo de la doctora Alba Pieroni, trabajar en este espacio para que la sala de espera sea una sala productiva, donde se pueda hablar, sociabilizar, e interactuar”. |
Asimismo, la profesional contó que ellos desde el Consultorio de Tartamudez le dieron el valor agregado ofreciéndole a los pacientes y a sus papás tiempo de lectura mientras esperan la atención médica.
La sala de espera lleva arriba un cartel “libre de celulares” y cuenta con bancos coloridos, una rayuela pintada en el piso y un pizarrón listo para el que quiera dibujar, además de una biblioteca con libros que fueron donados por distintas personas que contribuyeron.
“Los chicos están felices ya que llegan y comienzan a jugar con otros niños o también tenemos los talleres de juego donde las familias con los pacientes crean sus juegos con material que se recicla y donde pueden compartir. Cuando llegan al consultorio, piden su libro, o se ponen a hacer su dibujo también tienen libros para pintar es por eso que están todos muy contentos, ese era el empujón que necesitaban”, destacó la licenciada. |
“Siempre que uno habla de una sala de espera, suena como algo aburrido, y elegimos darle un nuevo sentido, que sea un lugar en donde podamos pasarla bien, destinado no solamente para los pacientes, sino para los que los acompañan”, cerró.