“El hospital de Los Ralos creció enormemente, por eso yo me siento orgullosa de ésta que es mi casa y de ver cómo ha crecido”
Con estas palabras resume su sentir Débora Noelia Vides Ruiz, quien trabaja hace 25 años en el hospital de Los Ralos. Ella nació y se crio en esa comuna donde a la fecha constituyó su hogar y el de sus dos hijas; aprendió a amar a la institución de la mano de su madre, quien dedicó su vida a la labor de enfermería y secretaría, legado que ella continuaría hasta la actualidad como jefa de Personal.
“Nací en Los Ralos, tengo 45 años y dos excelentes hijas, Leila la mayor tiene 21 años y está cursando el último año de enfermería profesional como primera escolta. Pía, de 15 años, se encuentra cursando el cuarto año de la secundaria de la localidad”, cuenta con orgullo Noelia y empieza de esa forma a abrir la puerta de sus afectos y de aquellos pilares que constituyen lo más fundamental de su vida.
El 18 de octubre de 1997 una muy joven Noelia ingresaba a trabajar en el hospital de la zona como agente socio-sanitaria. “En ese tiempo funcionaba el Programa contra el Cólera e ingresamos junto a un grupo de compañeros con los que en ese momento tuvimos que concursar el cargo. Con el correr del tiempo yo estudié enfermería en ATSA y comencé a hacer guardias de 24 horas en el hospital, llegué a hacer guardia 72 horas incluso, yo resido en la zona y siempre estuve predispuesta ante cualquier necesidad”, relata y deja ver su compromiso desde el inicio.
“Mis raíces en esta labor vienen de mi mamá, ella trabajó 40 años en este hospital como jefa de Departamento de Enfermería y Obstetricia y también desempeñó funciones en el área de secretaría de la dirección de esta institución, ella me impulsó a tomar la decisión de comenzar y abrirme camino en este hospital, ella fue mi creadora y mi maestra y por eso le doy gracias, ya no la tengo conmigo, falleció hace 10 años, pero me siento orgullosa porque me enseñó todo y lo que soy hoy es gracias a ella”, contó con emoción.
Luego de desempeñarse en el área de Enfermería Noelia también, al igual que su mamá, comenzó a prestar asistencia en la secretaría de la Dirección: “Aproximadamente 15 años me desempeñé en la secretaría y acompañé las gestiones de varios directores que pasaron por aquí. En 2016 cuando ingresó la doctora Alejandra Trejo, continué como su secretaria; ella posteriormente fue asignada como directora del Área Programática Este, por lo cual este hospital si bien todavía depende de la doctora, se encuentra a la espera de la designación de un nuevo director”.
Hacer frente a la Pandemia: Un equipo sólido y unido
Del Área Operativa Los Ralos forman parte, además del hospital, tres Caps: Las Cejas, Finca Mayo y Los Pérez. Su población de responsabilidad es de 17.882 habitantes. El equipo de trabajo constituido por la doctora Alejandra Trejo; el supervisor de Enfermería, licenciado Marcos Pastrana; el supervisor de Agentes Socio-Sanitarios Ariel Leiva y Noelia fue el que tuvo que hacer frente a la época más cruda de la pandemia: “Fueron dos años de trabajar arduamente sin parar, sin horarios, entregados y predispuestos para esta institución. Doy gracias al gran equipo que tenemos y que hemos conformado en este hospital”.
Tiempo después Noelia fue designada como jefa de Personal del efector:
“El compromiso que tenemos con este grupo de trabajo continúa y funciona. La comunicación con la población es una parte fundamental del trabajo que uno hace, ocupamos un rol de mucha responsabilidad e importancia en el hospital, especialmente al ser de la zona, porque la gente ante cualquier situación o cuestión de diferente índole, busca una respuesta en mí, también como una vecina más que soy, nos conocemos entre todos y día a día saben que ante lo que suceda siempre habrá una respuesta positiva y una solución, por eso tenemos ese lazo con la gente del pueblo, porque soy nacida, criada y vivo aquí en Los Ralos”. |
“Los compañeros están acostumbrados a buscarme sábados, domingos, feriados, a la noche y una está. Yo a esto lo hago de corazón, amo mi trabajo y creo que no podría estar en otro lado. Tengo licencia acumulada por tomar y pasa una semana y ya deseo volver. El hospital es totalmente mi segunda casa, estoy muy segura de eso, pero la familia reclama tiempo también, si bien entienden que esta es mi felicidad y que yo me siento bien con lo que hago para este hospital, mis compañeros y para el pueblo, porque si hay algo que a mí me importa es darle una solución y una respuesta a la gente”, continúa relatando llena de cariño.
Noelia ponderó a la vez el apoyo y la comunicación constante con la dirección del área, que permitió que la institución se desarrollara hacia un servicio polivalente de diversas especialidades.
“Este hospital creció enormemente, antes teníamos solamente la guardia médica y de enfermería y dos consultorios y hoy contamos con neurología, psicología, odontología, laboratorio, rayos x, ecografía, gastroenterología, pediatría, área de salud mental, fonoaudiología y por eso yo me siento orgullosa de ésta que es mi casa y de ver cómo ha crecido. Para mí el crecimiento de este hospital es similar a cuando uno empieza a construir su casita y se siente feliz cuando ya está lista para habitarla y disfrutar de muchas aventuras. Yo aquí tengo vividas muchas aventuras y me siento orgullosa de ser parte de esta institución”, afirmó. |
Continuando con el relato de la experiencia de la pandemia Noelia recordó que cuando el supervisor de agentes socio-sanitarios notó la cantidad de personas de distintos lugares que cruzaban la localidad de Las Cejas, planteó la necesidad y la importancia de un control fronterizo, por lo cual se elevó la petición y ambos supervisores -de agentes socio-sanitarios y de enfermería- estuvieron al servicio de esa exhaustiva tarea.
Empezaron a hisopar y tuvieron el primer caso positivo un 13 de junio: “No conocíamos la enfermedad y representaba un miedo profundo para nosotros cómo llevar adelante esta labor, los cuidados y la bioseguridad. Cada día teníamos más y más resultados positivos y recuerdo que también trasladábamos a la gente a otros efectores, ya que en ese momento no estábamos habilitados para su internación”. Posteriormente el efector hizo posible la internación de Covid y de acuerdo a la evaluación del estado de cada paciente podían quedarse a pasar su internación allí o eran derivados.
La jefa de Personal reflexiona ahora, en una etapa mucho menos tensa, acerca de la forma y la intensidad con la que se entregó a la labor al servicio de su comunidad sin haberse detenido a pensarlo siquiera por un segundo:
“Los primeros tiempos era ingresar al hospital a las 7 de la mañana y no regresar a casa antes de las 22 horas. Nos llamaban a la madrugada 2 o 3 de la mañana por oxígeno y gestionábamos el abastecimiento, sentí miedo por el cuidado de mi familia, por contagiarlos. Recién en enero de este año me contagié por primera vez, creo que Dios sabía que yo tenía que seguir trabajando”. “Me siento muy orgullosa, recuerdo la labor de mi mamá y siento que busco ser una sucesora y una buena alumna de ella. Este hospital cada día crece más, hoy mi hija y mi sobrina estudian enfermería y creo que seguirán nuestros pasos”, concluye ilusionada con perpetuar su herencia de entrega por y para la gente de su tierra. |