“El hospital Padilla es nuestra segunda casa”
Así lo definió María Soledad Ortiz, miembro de la Escuela de Pacientes Trasplantados del efector, que durante la jornada llevó a cabo el cierre de su ciclo lectivo. En este espacio unos 30 participantes aprendieron e incorporaron herramientas de la mano de profesionales de distintas áreas y gracias a las experiencias que ellos mismos compartieron en primera persona.
La directora del hospital, doctora Olga Fernández, destacó lo valiosa que resultó la iniciativa para todos aquellos que formaron parte de la Escuela y que la idea es darle continuidad durante el año que viene. Al tiempo agradeció el acompañamiento del Ministerio de Salud Pública, a cargo de la doctora Rossana Chahla y de toda la comunidad hospitalaria que en su especialidad colabora día a día para que esto sea posible.
“Es algo emotivo, los pacientes están muy contentos y expresaron su satisfacción por todo lo aprendido. Podemos ver su entusiasmo por continuar capacitándose y la importancia que le dan a los conocimientos adquiridos para el cuidado de su propia salud, pero también para poder ser luego ellos los que capaciten a otros pacientes que atraviesen su situación, la idea es seguir sumando gente”, expresó la directiva.
El ser protagonistas de un modo diferente, el haber tenido la necesidad de recibir un órgano y haber pasado por el trasplante, los posiciona en un lugar extremo de valoración y de entendimiento del sufrimiento de aquellos que empiezan el proceso de espera o que están próximos a atravesar la intervención que les da una esperanza de vida.
La coordinadora de Capacitación Continua del Departamento de Enfermería y supervisora de la Unidad de Trasplante Renal del hospital, licenciada Beatriz Páez, hizo hincapié en los logros alcanzados en un ciclo que definió como exitoso. “Los pacientes adquirieron herramientas para continuar con los cuidados de sus patologías crónicas. Estoy muy agradecida con nuestra directora; con el jefe de Departamento, licenciado Marcelo Morales, que me dieron la oportunidad de estar al frente de este proyecto que me llena de satisfacciones y que es algo nuevo”, definió.
En este contexto se destacó la participación comprometida y activa del señor Héctor “Etín” Manca, paciente trasplantado que encabeza esta escuela. El aspecto humano es fundamental en pos de obtener una mejor calidad de vida: “No hay nada como sentirse identificado con un par en estos casos, como hablar con alguien que sufre como vos, tu experiencia, que siente los mismos miedos e inquietudes. Eso no tiene comparación”, dijo Páez.
Por su parte, María Soledad Ortiz, miembro de la Escuela de Pacientes, definió como constructivo el tiempo compartido en este espacio: “Nos enseñaron cosas importantes que para nosotros que somos pacientes inmunosuprimidos son fundamentales, los talleres de la mano de Infectología fueron esenciales”.
“Esta instancia nos da información para dar consejos certeros a otras personas que pasen por lo mismo. Comentar entre nosotros nuestros problemas, tener un grupo que nos entienda funciona de manera terapéutica. Nosotros venimos al hospital a cumplir con nuestros controles, pero también a compartir, a reírnos juntos un rato, el hospital es nuestra segunda casa”, concluyó Soledad.