El Ministerio de Salud advierte sobre el tratamiento responsable de la información sobre suicidios
«Si bien con frecuencia este tema es de interés periodístico y los medios de comunicación tienen derecho a informar al respecto, es importante tener en cuenta que existe evidencia suficiente para sugerir que la reproducción del hecho genera un impacto sensible con tendencia a la imitación, preferentemente entre la gente joven», manifestó María Matilde Massa, titular de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, dependiente de la cartera sanitaria.
«Desde el Ministerio de Salud de la Nación, las políticas que promovemos e implementamos tienen como eje central al hombre como sujeto de derecho. El suicidio es un hecho muy doloroso, que tiene un aspecto privado y otro social. El aspecto privado alude al derecho a la intimidad y el respeto a la situación que vive el grupo familiar y de referencia», expresó la funcionaria. «Por eso, invitamos a todos los medios de comunicación y a la población en general a reflexionar sobre el tratamiento que le damos a la información que se construye alrededor de problemáticas tan complejas centradas en la muerte de una persona», agregó.
En cuanto a la comunicación de un suicidio específico, Massa señaló que «es fundamental evitar la cobertura sensacionalista, particularmente cuando involucra a una persona con altos niveles de popularidad, a miembros de su familia o allegados». Además, sostuvo que «es importante no reproducir las fotografías de la víctima, no informar sobre el método empleado y sus detalles, y la escena del suicidio para evitar comportamientos imitativos, ya que investigaciones han demostrado que la cobertura por parte de los medios de comunicación tiene mayor impacto sobre el método de suicidio adoptado que la misma frecuencia con que estos ocurren».
Diversos estudios realizados en el mundo -que fueron recopilados por el Departamento de Salud Mental y Toxicomanías de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2000- demostraron que, en la prensa escrita, las historias altamente publicitadas parecen tener el mayor impacto en la población vulnerable. También la cobertura televisiva influye en el comportamiento suicida y, con respecto a la divulgación en internet, si bien existen sitios en la red que ayudan a las personas con ideas suicidas y otros que intentan prevenirlos, hasta ahora ningún estudio sistemático ha analizado su impacto sobre el tema.
Hay que tener en cuenta que tanto en Argentina como en el resto del mundo el suicidio se constituye como una de las principales problemáticas epidemiológicas de salud mental, por lo que requiere la atención de todos los actores de una sociedad, ya que su prevención y control no son sencillos.
Si bien es posible la prevención, las respuestas son complejas e involucran actividades que van desde la provisión de las mejores condiciones posibles para la educación de jóvenes y niños, el tratamiento eficaz de trastornos mentales, y el control medioambiental de los factores de riesgo. Dentro de ese marco, la difusión apropiada de información y una campaña de sensibilización son elementos esenciales para el éxito de los programas de prevención.
Así como los medios gráficos, televisivos, radiales y electrónicos juegan un papel significativo en la sociedad actual, al suministrar una amplia gama de información en variedad de formas, y ejercen una fuerte influencia sobre las actitudes, creencias y comportamientos de la comunidad, también pueden desempeñar un rol activo en la prevención del suicidio.
Recomendaciones
A partir de un documento elaborado como parte de SUPRE (Suicide Prevention – Prevención del Suicidio), una iniciativa global de la OMS, se detallan algunos puntos a tener en cuenta a la hora de comunicar esta temática.
Si se está informando sobre el suicidio en general, deben usarse fuentes auténticas y confiables; mencionar estadísticas que deberán interpretarse cuidadosa y correctamente; los comentarios espontáneos deberán manejarse con cuidado a pesar de las presiones por tiempo, y tener mucho cuidado con las generalizaciones basadas en cifras pequeñas y las expresiones como «epidemia de suicidios» y «el lugar con mayor tasa de suicidios en el mundo». Tampoco se debe informar el comportamiento suicida como una respuesta entendible a los cambios o la degradación social o cultural.
Los titulares en primera página nunca son la ubicación ideal para informar sobre un suicidio y la información acerca del suicidio como algo inexplicable o simplista tampoco es apropiada porque nunca es el resultado de un solo factor o hecho.
El suicidio no deberá describirse como un método para enfrentar problemas personales tales como bancarrota, incapacidad de aprobar un examen o abuso sexual y los informes deberán tener en cuenta el impacto sobre las familias y otros sobrevivientes en términos del estigma y el sufrimiento psicológico.
Es contraproducente glorificar a las víctimas de suicidio como mártires y objetos de adulación pública porque puede sugerir, a las personas vulnerables, que la sociedad honra el comportamiento suicida. Lo correcto es poner el énfasis en lamentar la muerte de la persona o describir las consecuencias físicas de los intentos de suicidio para que actúen como elemento de disuasión.
QUÉ HACER
• Trabajar estrechamente con autoridades de la salud en la presentación de los hechos
• Referirse al suicidio como un hecho logrado, no uno exitoso
• Presentar sólo datos relevantes en las páginas interiores
• Resaltar las alternativas al suicidio
• Proporcionar información sobre líneas de ayuda y recursos comunitarios
• Publicitar indicadores de riesgo y señales de advertencia
QUÉ NO HACER
• No publicar fotografías o notas suicidas
• No informar detalles específicos del método usado
• No dar razones simplistas
• No glorificar ni hacer una cobertura sensacionalista del suicidio
• No usar estereotipos religiosos o culturales
• No aportar culpas