Herpes labial: qué es y cómo se trata
El herpes labial es una molestia y un inconveniente para la mayoría de las personas que lo padecen, y se trata del tipo más contagioso y que la mayoría de las personas infectadas lo desconoce.
Consultada al respecto, la dermatóloga del hospital Avellaneda, doctora Beatriz Gómez, explica: “La lesión del herpes labial comienza con lo que los médicos llamamos pródromo, que sería como un anuncio de la infección, que generalmente se manifiesta con un enrojecimiento en la parte superior o inferior del labio, y que se puede extender en ocasiones hasta la mucosa, con síntomas de ardor y dolor, y que terminan en pequeñas lesiones llenas de líquido como ampollas febriles o vesículas que se agrupan en pequeños ramilletes que luego se rompen y evolucionan a dejar costras dentro de los 10 a 15 días desde su primera manifestación, y que pueden volver a aparecer”.
El herpes labial es producido por el virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1), para diferenciarlo del herpes simple tipo 2 (HSV-2), que tiene una localización genital. En general el virus del herpes se contagia por el uso común o compartido de vasos y por el contacto directo a través de los besos. También puede contagiarse indirectamente por los cepillos dentales; y en el caso del herpes genital, a través de las relaciones sexuales.
La profesional explicó también que el tratamiento más eficaz debe comenzar en el momento del “pródromo” o inicio de la enfermedad, con la aplicación de una crema de uso localizado con principio activo antiviral como el aciclovir, que impide la replicación de la infección, disminuyendo la extensión y duración de la enfermedad. Sin embargo, cuando ya se manifestaron las ampollas o vesículas, se indica paños o compresas frías de té de manzanilla y una crema antibiótica tópica para evitar que se agreguen las bacterias o se contamine, tomado características pústulas, además de una receta de aciclovir por vía oral, en dosis de acurdo a la intensidad y cantidad de lesiones.
“Es importante también que el profesional lleve un control de estas lesiones, para que no se atienda hasta la zona mucosa pudiendo llegar hasta las encías o el paladar. Y las defensas que posea el paciente es muy importante, porque todos tenemos una predisposición a adquirir el virus del herpes; pero algunos tenemos una inmunidad o una genética donde la inmunidad está preparada para no dejarlo hacer síntomas, pudiendo llegar a ser portadores asintomáticos. Sin embargo, en aquellos que ya sufrieron la manifestación del virus en algún momento, ésta puede volver a aparecer ante situaciones de estrés o algún tipo de enfermedad intercurrente”, cerró Beatriz Gómez.