Jóvenes de Las Moritas realizan actividades en el Hogar San José
El proyecto ‘Travesía de Recibir al Donar’ comenzó hace tres años, donde los chicos que pertenecen al centro de rehabilitación realizan talleres con distintas instituciones buscando la integración social.
Al respecto, la psicóloga del Centro Las Moritas, Flaviana Soria, comentó: “Estas actividades son llevadas a cabo desde hace tres años. La idea es que los chicos puedan intercambiar experiencias con otras instituciones. El Hogar San José nos abrió desde el principio las puertas y también visitamos la Clínica Casa Grande y el hospital de niños. La finalidad de esto es que los pacientes, a través del contacto con el sufrimiento del otro, puedan empezar a subjetivar su propio sufrimiento, utilizando el recurso de la palabra que muchas veces se encuentra obturado”. Y agregó: “Los chicos descubrieron con este proyecto su empatía, ponerse en el lugar del otro, intercambiar y nutrirse de las experiencias de los abuelos”.
Por su parte, Marcela León, practicante de Trabajo Social en el hogar, destacó que los abuelos tienen grandes expectativas con las actividades que desarrollan con los chicos, y contó que se sienten muy conectados con ellos porque encuentran una parte de la sociedad que les da valor.
Dentro de las actividades que desarrollan los jóvenes en el hogar, hay visitas, meriendas, e incluso jornadas musicales.
Mientras tanto, Roque García, paciente de Las Moritas, manifestó: “Con estos encuentros con los abuelos, nos fuimos dando cuenta del apoyo que necesita la gente cuando tiene otros sufrimientos, que no es de adicciones como nosotros, pero es otro sufrimiento al fin. Algunos están solos, sin visitas y nosotros los apoyamos. Hace tres años que se inició el taller y, aunque este es mi primer año haciéndolo, me gustó mucho”.
La mirada de los abuelos
María Leonor: “Hace 14 meses que vivo en el Hogar San José. Para nosotros es totalmente positivo encontrar el amor. El que viene acá es porque nos quiere y nosotros necesitamos ese afecto del nieto. Es importante porque los chicos nos ayudan voluntariamente. En este lugar tengo una vida hermosa”.
Ramón Granado: “Vivo aquí hace dos años y dos meses. Es una linda vivencia la que compartimos con los chicos porque en un principio uno lo toma como que ellos vienen a darnos una alegría porque no tenemos visitas, pero uno luego ve que nosotros también les transmitimos alegría a ellos. Nos invitaron a sus casas, intercambiamos vivencias; es muy lindo”.