La cátedra de Oftalmología de la UNT, una pieza fundamental para el programa Mirarnos
El proyecto del que participan Nación y Provincia tiene como aliados a diferentes ministerios (Salud, Educación, Desarrollo Social) y el trabajo de profesionales médicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán, como así también de residentes del hospital Ángel C. Padilla. Gracias a la labor de todos ellos, niños en edad escolar pueden detectar a tiempo patologías de agudeza visual y obtener anteojos para corregirlas.
Consultado al respecto, el jefe de Trabajos Prácticos de la catedra de Oftalmología de la facultad de Medina de la UNT, doctor Luis Alberto López Fernández, expresa: “Hace un tiempo el Ministerio de Salud cuenta con un convenio realizado con la cátedra de para la cooperación mutua. En este caso en la implementación del programa Mirarnos, donde aportamos el recurso humano. Así se trabajó con los becarios de la catedra, los residentes del hospital Padilla y médicos de planta del SIPROSA para cubrir estos cargos”.
El programa, cuenta el profesional, está dirigido a alumnos de primer grado (entre 6 y 7 años), a quienes previamente los agentes sanitarios ya habían hecho un screening de agudeza visual. “Se detectaron chicos con problemas y los profesionales médicos en el tráiler realizaron la evaluación para ver la posible confección y tratamiento con anteojos, o su derivación oportuna a la cátedra de Oftalmología que los recibirá después de las vacaciones de invierno”, resume.
Tantos los médicos becarios como los redientes del hospital Padilla y los profesionales del SIPROSA, confeccionaron las recetas de anteojos en el momento, y en algunos casos se entregaba los lentes al instante. Los operativos se llevaron a cabo en los hospitales de Santa Lucia, Lules, Graneros, Burruyacu y Tafi del Valle.
“Otro punto fundamental de este programa es que se llegó a lugares donde el acceso a la salud es muy complicado. Se trabajó con gente que nunca había sido atendida por un oftalmólogo, eso fue algo muy bueno”, expone.
Finalmente, destaca que los controles rutinarios al ingreso del jardín y en primer grado son muy importantes porque es cuando se puede detectar alteraciones que luego pueden tener consecuencias en la salud visual para el resto de la vida. “Estos controles son fundamentales porque se pueden prevenir muchísimas patologías. Los signos de alarma a tener en cuenta, sobre todo ahora con todo el uso de la tecnología, son dolor de cabeza frecuente, dificultad para aprender en el colegio, refregarse seguido los ojos; ante esto se debe consultar con el oftalmólogo”, recomienda.