“La enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico, cada vez se hace más común”
El médico gastroenterólogo y hepatólogo de planta del Centro de Salud Zenón Santillán, doctor Rodrigo Garrocho, subraya que esta patología aumenta con el paso del tiempo, afectando a niños y adultos. Cómo detectarla a tiempo y evitar consecuencias graves.
“La enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico se está haciendo más común. De hecho, el 25 por ciento de la población mundial la padece. Para decir confirmar que hablamos de hígado graso no alcohólico, hay que descartar causas secundarias de acumulación de grasa como el consumo excesivo de alcohol, hepatitis C, el no consumo de ciertos fármacos”, expone el referente.
Y añade que esta enfermedad está relacionada al sedentarismo, la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial, el síndrome metabólico.
“Si no se detecta a tiempo, puede progresar a grasa con inflamación. Cuando las células del hígado tienen más de un 5 por ciento de grasa, progresa hacia fibrosis; es decir, el hígado se pone más duro. Tenemos fibrosis grado 1, 2 y 3, esta última lleva a cirrosis, y esto puede terminar en cáncer de hígado”, sostiene.
Y continúa: “Los pacientes que tienen hígado graso presentan más riesgo de hacer eventos cardiovasculares y ACV. El tratamiento hay que enfocarlo con dieta saludable y ejercicios, sobre todo aeróbicos para lograr bajar de peso. Si se baja un 5 por ciento de peso, se disminuirá la cantidad de grasa en el hígado; si baja un 7 por ciento, reduciría la inflamación. Pero el objetivo es bajar un 10 por ciento, porque si hay fibrosis, el paciente tendría tendencia a retrogradar”.
Los métodos diagnósticos de esta enfermedad son múltiples y dependen del estadio del paciente; por ello, el médico puede realizar una ecografía abdominal, resonancia, análisis de sangre.
“En la práctica diaria tengo muchos pacientes con cirrosis y cuando les digo, se preguntan por qué si nunca toman alcohol. Ahí se demuestra que el alcohol no es la única causa de cirrosis, puede ser por hepatitis B y C, enfermedades autoinmunes, metabólicas de hígado; y si bien vamos descartando de a poco, esto llega a la conclusión de que es por hígado graso que hace mucho tiempo lo tenían y fue progresando sin un diagnostico”, puntualiza.
Cabe destacar que, la cirrosis puede ser compensada y descompensada. “La primera quiere decir que la persona nunca presentó una complicación mayor, como hemorragias digestivas, nunca tuvo líquido en la panza o padeció una enfermedad encefalopatía hepática, entre otras complicaciones. Siempre debemos ver al paciente en un contexto general, teniendo en cuenta su edad, comorbilidades, podemos derivarlo y ser evaluado en un centro de trasplante. Si reúne las condiciones, el centro de trasplante lo pondrá en una lista de espera”, manifiesta.
Por último, aclara que una hay personas que no tienen sobrepeso u obesidad (relacionadas al hígado graso), pero tienen igualmente esta patología que puede estar asociada a componentes genéticos, otras enfermedades como celiaquía, entre otros.