La enfermedad reumática más dolorosa
El Servicio de Reumatología del Hospital Ángel C. Padilla es el único lugar público en donde se realiza el examen de cristales en el líquido sinovial, examen para detectar esta patología.
La gota es una enfermedad producida por la acumulación de cristales microscópicos de ácido úrico en las articulaciones que provocan artritis. En ocasiones, estos cristales forman acúmulos abultados (tofos) bajo la piel que se pueden palpar o se depositan en los riñones, siendo causa de cólicos nefríticos u otras alteraciones en el funcionamiento de estos órganos.Entre el 20 y el 30% de los pacientes tienen valores normales de ácido úrico en sangre durante los ataques agudos y pueden desarrollar cálculos renales.
En el hospita funciona una clínica de enfermedades seronegativas para el factor reumatoideo, donde los pacientes realizan la consulta y un manejo multidisciplinario de esta enfermedad (reumatólogos, nutricionistas, nefrólogos, urólogos y cardiólogos), ya que es fundamental para evitar futuras complicaciones y control de comorbilidades.
La jefa del servicio, Eleonora Lucero, explicó de qué manera se realiza el diagnóstico presuntivo. “Es realizado a través de un cuadro clínico de los pacientes y de un dosaje de uricemia y uricosuria en 24 horas. También se hacen radiografías de articulaciones afectadas, que al inicio de la enfermedad y en los primeros años va a contribuir poco al diagnóstico. Sí podrá ayudar en el periodo tardío de la enfermedad, ya que demuestra lesiones óseas características”, contó. En este sentido, agregó que el estudio de cristales en el líquido sinovial de la articulación afectada es el único método que permite el diagnóstico con certeza. “Esto se realiza con microscopio de luz polarizada compensada y basta una sola gota de líquido en fresco para poder identificarlo”, comentó.
En cuanto al tratamiento, Lucero consideró que un inicio rápido es esencial. “Se deben tomar medidas generales, como reposo y dieta. Un aspecto fundamental en este periodo agudo es evitar fluctuaciones de la uricemia, ya que pueden prolongar la duración del ataque”, manifestó. Además, dijo que se deben evitar las dietas hipocalóricas estrictas y la administración de fármacos hipouricemiantes. “Tampoco hay que modificar la dosis en caso de que lo esté recibiendo, ni introducir fármacos diuréticos o salicilatos que influyan en la uricemia”, expuso.
Una vez controlado el ataque agudo, el objetivo fundamental es la reducción de la uricemia. Esto debe incluir medidas no farmacológicas basadas en reconocer factores hiperuricemiantes como:
– Obesidad
– Ingesta alcohólica (depende del tipo y la cantidad, teniendo mayor riesgo la cerveza y el consumo excesivo).
– Adecuado control de la hipertensión.
– Dieta: reducción de comidas ricas en purinas (carnes, vísceras, pescados) y bebidas heladas azucaradas.
– Drogas hipouricemiantes con indicación precisa.
– Ingesta alcohólica (depende del tipo y la cantidad, teniendo mayor riesgo la cerveza y el consumo excesivo).
– Adecuado control de la hipertensión.
– Dieta: reducción de comidas ricas en purinas (carnes, vísceras, pescados) y bebidas heladas azucaradas.
– Drogas hipouricemiantes con indicación precisa.