“Las enfermedades endócrinas correctamente diagnosticadas y tratadas le devuelven al paciente una vida normal”
Así lo afirmó la doctora Mariela Luna, a cargo de la Unidad de Patología Glandular del hospital Ángel C. Padilla, quien contó sobre los síntomas a tener en cuenta frente a estas patologías.
Sobre esto, la doctora Mariela Luna, a cargo de la Unidad de Patología Glandular del hospital Ángel C. Padilla, contó: “En nuestro efector trabajamos en dos áreas separadas de trabajo, una destinada específicamente a estudiar aquellos pacientes que tengan diabetes, o enfermedades nutricionales y el otro grupo de trabajo que es en el que yo me encuentro que es la unidad de patología glandular que se encarga de abordar la enfermedad de todas las otras glándulas”.
La unidad de patología glandular se maneja de manera intensa para prevenir y ejercer en el ámbito tanto del interior del hospital como fuera de él, la captación de pacientes que pudieran tener enfermedades endócrinas que puedan ser prevenidas y prontamente estudiadas. Si nos referimos en orden de prevalencia, dentro de las enfermedades endócrinas, después de la diabetes y la obesidad, las enfermedades tiroides son las más frecuentes.
“Son pacientes que en general van por la vida cansados, edematizados o hinchados, como dice más comúnmente, son pacientes que no pueden culminar su día de manera adecuada, que a lo mejor tienen la piel más seca, con uñas que se descaman, que a lo largo del día pueden sentir cambios”, detalló.
Siguiendo esta línea, la especialista detalló que las enfermedades en las mujeres pueden pasar por irregularidades en ciclo, les cuesta muchas veces conseguir embarazo, poder ir al baño a evacuar, son por lo general constipados severos. Todos estos síntomas pueden corresponder a las enfermedades de tiroides. “Muchas veces se siente todo lo contrario, por ejemplo, las enfermedades de tiroides por hiperfunción pueden acompañarse de pacientes con piel caliente, sudada, temblorosos, palpitantes, con diarrea, con el cuello aumentado de tamaño, con los ojos a veces saltones”, explicó.
“Todas estas cosas contribuyen a pensar que el paciente puede tener una función tiroidea de menos con los síntomas que describí al principio, o si de más con los síntomas que describí en la segunda parte. El diagnóstico es muy sencillo y siempre comienza con el examen clínico, en manos de un endocrinólogo experto, con una historia clínica minuciosa y un interrogatorio adecuado y un examen físico detallado, ya se puede presumir la enfermedad, esa sería la primera parte, la toma de la consulta ante la duda”, aclaró.
Y agregó: “Luego se sigue con una segunda etapa, que es en donde uno puede solicitar los distintos estudios hormonales, la mayoría se hacen en el hospital y en el caso de la tiroides se puede efectuar una ecografía de la glándula. De esta forma con el examen clínico y el físico, las pruebas de laboratorio de hormonas de eje tiroideo y una ecografía tiroidea, uno ya puede devolverle al paciente el diagnóstico preciso. Cuando ya se tiene todo esto, y se encuentra lo que está funcionando mal, el paciente vuelve a tener una buena calidad de vida en general”.