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“Los lunares pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y ser peligrosos”

Así enfatizó la responsable del área de Cirugía Dermatológica del servicio de Dermatología del hospital Avellaneda, doctora Adriana Arangio, respecto al cuidado y control que hay que poner sobre los lunares.

La profesional recomendó evaluar los lunares de nacimiento o que aparecen con el tiempo, ya que no significa que los primeros tengan una evolución, sino que cualquiera necesita una evaluación con una regla muy simple que se llama ABCDE, donde cada letra significa:

  • A (asimetría): si ese lunar se parte imaginariamente por la mitad, y se nota que es distinto a la otra mitad, significa que hay una asimetría y se debe tener en cuenta ese tipo de lunar
  • B (bordes): si los bordes son irregulares y no es una circunferencia, tiene como brazos o ramificaciones, estamos ante algo irregular
  • C (color): si tiene distintos tonos de colores, que van de un tono pardo a un café con leche y no es un color uniforme
  • D (diámetro): cuando un lunar tiene un diámetro mayor a 6 milímetros, hay que tener consideración y control, pero no es tomado como parámetro decisivo
  • E (evolución): cuando un lunar aumenta de tamaño o va cambiando, su superficie sufre cambios o se eleva, se inflama, enrojece, descama, pica o sangra; debe consultar urgente con un dermatólogo.

“Por eso cuando uno pide que se controlen los lunares, obsérvense  y exploren cada parte de la superficie de la piel,  desde el cuero cabelludo hasta la planta de los pies y zonas de pliegues. Porque los lunares en cualquier zona pueden transformase”, remarcó la especialista.

Además acotó que todos los lunares en todas  las superficies de la piel hay que mirarlos, controlarlos y evaluarlos, y en el peor de los casos habrá que extirparlos por prevención.