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Qué es la insulinorresistencia, a quiénes afecta y cómo tratarla

La referente del programa de Diabetes del Siprosa, doctora Cristina du Plessis, advierte la importancia de detectar tempranamente esta situación y acudir al especialista para recibir la atención oportuna.

“Hay una transición nutricional en la cual existe un aumento de la ingesta de alimentos altamente calóricos, ricos en grasas, azúcares, a esto se suma el sedentarismo, y todo ello motiva al aumento de peso. Cuando este aumento viene con expansión de la grasa intraviseral, de la circunferencia de cintura, comienza a gestarse una insulinorresistencia”, comienza diciendo la especialista.

Y continúa: “Esto consiste en que los tejidos donde normalmente actúa la insulina que son los tejidos adiposos, hepático y muscular, donde se guarda glucosa en forma de triglicérido o de glucógeno, no le responden a la insulina. Entonces el tejido adiposo comienza a liberar grasa, que son los que dosamos como triglicéridos elevados en la sangre”.

Esos triglicéridos pueden depositarse en otros tejidos. Normalmente el tejido adiposo sería el que tiene que guardar la grasa, pero esos triglicéridos se depositan en otros tejidos como el hepático, generando lo que se conoce como hígado graso.

De este modo, sostiene la médica, el hígado graso es uno de los marcadores que permiten conocer si el paciente tiene insulinorresistencia.

Otros marcadores son: el aumento de la coloración del cuello y las zonas de roce; la generación de una dislipemia que se caracteriza por la elevación de los triglicéridos y ello ocasiona una disminución del colesterol bueno o HDL.

“El síndrome metabólico es un factor de riesgo, no sólo para el desarrollo posterior de diabetes sino también de la enfermedad arterial. Se puede medir la insulinemia como para tener un índice que la paciente pueda ir siguiendo, pero no es necesario medir insulina para saber que una persona tiene insulinorresistencia. Los signos que tenemos que buscar son: la elevación de la circunferencia de cintura, de los lípidos en sangre, de la presión arterial, y esas características configuran el síndrome metabólico”, manifiesta du Plessis.

Por último, la doctora aclara que el tratamiento de esta patología se basa en una alimentación saludable que tenga como objetivo el descenso de peso de por lo menos 7% del peso corporal de inicio.

“Hay estudios que han demostrado que a partir de un 14% de descenso del peso de inicio hay una reversión del hígado graso. Si esto fracasa, tenemos como opción la introducción de metformina, un medicamento muy bueno que permite mejorar la sensibilidad de la insulina”, cierra.