Se recupera Violeta, la primera paciente a la que se le practicó una cirugía toracoscópica en la provincia
El cirujano pediátrico del Instituto de Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes, doctor Ricardo Soria, brindó detalles sobre una compleja intervención que se realizó en una paciente con apenas tres horas de vida, que presentaba una anomalía congénita denominada atresia de esófago.
La atresia esofágica es un defecto de nacimiento en el que parte del esófago del bebé -el tubo de deglución que conecta la boca con el estómago- no se desarrolla adecuadamente. Al respecto Soria sostuvo que la niña operada sufría de la afección que implicaba la falta de un tramo del esófago distal comunicado a la tráquea. |
«Esta entidad se llama atresia de esófago con fístula traqueoesofágica y por año vemos de tres a cuatro niños con esta condición en el efector», dijo y remarcó que si bien no se trata de una patología frecuente, las internaciones en neonatología por estos casos se extienden a lo largo de meses. Lo que el equipo de profesionales hizo por Violeta fue ofrecerle la más compleja de las prácticas de la canasta prestacional que realizan los cirujanos pediátricos, que es el tratamiento quirúrgico toracoscópico de la atresia de esófago.
La cirugía básicamente consta de la colocación de ópticas adentro del tórax -por medio de las cuales se reemplaza lo que antes requería de profundas incisiones adentro de la axila- para disecar entre el corazón y los pulmones hasta encontrar la comunicación de la vía aérea y el esófago, separar esas dos estructuras, suturarlas eventualmente para buscar los cabos sueltos del esófago y realizar una unión por una sonda. «Los canales de trabajo son tubos que tienen 3 mm de espesor, la técnica es novedosa y es paradigma de todos los centros quirúrgicos que manejan alta complejidad neonatal», destacó Soria.
Sin la cirugía, manifestó el cirujano, cada vez que la niña tragara el contenido quedaría en la boca, ya que no tenía el esófago y cada vez que respirara se le inflaría el estómago porque el esófago estaba comunicado a la tráquea, por lo cual la expectativa de vida no superaría más que unas horas inicialmente.
La práctica que se extendió a lo largo de 3 horas, puntualizó el profesional, fue desarrollada gracias a la incorporación de inversiones que realizó el servicio con el apoyo de la dirección hospitalaria y gracias a la asistencia de referentes como el doctor Omar Baldo, laparoscopista pediátrico y la doctora Lucía Paladini, que junto a él conformaron el equipo interviniente.
Siguiendo esta línea el especialista resaltó que el área de anestesia se encontró a la altura de las circunstancias y que esto posibilitó que se realizara la cirugía sin ninguna situación adversa y que el posoperatorio inmediato fuera también impecable. «Si bien los anestesistas no acostumbran hacer laparoscopías como toracoscopías en la población de recién nacidos, demuestran una vez más que están a la altura de brindar este tipo de servicios», sostuvo.
«Anterior a este tipo de intervención se podían ver niños con incisiones amplias e invasivas, con mucho dolor postquirúrgico y sangrado. Gracias a esta práctica se logró reducir la invasión a un punto impensado prácticamente, si bien el paciente queda internado porque la condición se asocia a problemas cardíacos y urológicos, los dolores postquirúrgicos representan alrededor de un 10 por ciento de los que implicaba la cirugía convencional», comparó.
Estuvieron involucrados en la práctica los servicios de cirugía pediátrica, neonatología y anestesia.
«En quirófano participaron tres cirujanos, un instrumentador, una circular, una enfermera y un anestesista, más dos neonatólogos. Teníamos esta ambición hace mucho tiempo porque estas prácticas son vistas hace años en centros grandes como el Garrahan, para hacer el largo camino incorporamos gente como el doctor Omar Baldo, hicimos simulación durante todo un año, practicamos con instrumental adquirido por la dirección, nos adecuamos, certificamos y adiestramos para lograrlo», reflexionó. |
Soria además recalcó la existencia de un equipo de Salud Fetal en el hospital, al cual definió como «el mejor de Argentina», gracias a los profesionales formados con los que cuenta y al equipamiento, complejidad que permitió la paciente naciera con el diagnóstico previo y sus padres y los equipos profesionales pudieran prepararse adecuadamente para la situación.