Tortícolis: Conocé sus variantes y cómo tratarlas
El miembro del área de Emergentología del hospital Padilla y referente de traumatología del Departamento de Rehabilitación, kinesiólogo Ignacio Arbeloa Viaña, se refirió a la afección que se desarrolla principalmente a nivel de la región cervical.
Según clasificación se puede distinguir una tortícolis congénita. La misma tiene lugar en los recién nacidos por causas desconocidas ante una mala posición en la gestación del bebé, que produce un desarrollo acortado de uno de los lados de los músculos del cuello, mientras que del otro se desarrollan de forma normal, evidenciando por ese acortamiento la posición de lateralidad y rotación de la cabeza del bebé.
Otra variante es la tortícolis en adultos jóvenes y muy escasamente en niños, la cual no es de alta prevalencia pero es más común de lo que se cree: “Sus causas también son desconocidas, habitualmente se puede atribuir a cuestiones emocionales de estrés, a posturas sostenidas en el ámbito laboral o en posiciones de descanso en las que se da una contractura espasmódica de los músculos del cuello de uno de los lados, lo cual determina la posición de la cabeza, lateralidad y rotación, que provocan una dificultad para moverla y genera la sensación de una cabeza que está trabada en una sola posición y que si se intenta mover causa un intenso dolor en la zona de la afección”.
En esta línea Arbeloa Viaña sostuvo que un correcto diagnóstico es fundamental para el tratamiento. Si la tortícolis es congénita el pediatra evalúa un tratamiento de fisioterapia con enfoque en movilizaciones manuales, que busca la elongación de la zona que está cortada. “En líneas generales los niños son muy maleables y tienen buenos resultados, pero sí debe tratarse de un abordaje sostenido, que evite complicaciones de todo tipo a futuro en el desarrollo de la persona”, dijo el especialista.
En materia de la tortícolis de adultos por contractura, la recomendación también es acudir en primera instancia al traumatólogo, para un correcto diagnóstico y un tratamiento medicamentoso -que suele basarse en el uso de antinflamatorios y miorrelajantes- y una derivación al área de kinesiología donde se trabaja principalmente con fisioterapia y aparatología que favorezca a la relajación muscular: Calor, electro-analgesia para disminuir el dolor y a partir de allí todo el desarrollo del tratamiento kinesiológico por medio de movilizaciones.
“El uso de los masajes es relativo, cuando es muy fuerte o agudo el dolor en las primeras sesiones es muy difícil manipularlo al paciente y que este sienta resultados. Yo personalmente trabajo mucho con terapia manual y función seca que se basa en la aplicación de agujas sin medicación, es decir en su acción mecánica sobre los puntos donde se dispara el dolor, calor tense y movilizaciones manuales, sean manipulaciones por quiropraxia u osteopatía”, detalló, en tanto agregó que se estima los mejores resultados se encuentran entre las 3 a 5 sesiones.
Como recomendación saludable el profesional prioriza tratar de mantener una buena movilidad de todas las zonas del cuerpo con la práctica de ejercicio periódico que permite que la función muscular sea adecuada y también favorecer a la elongación de los distintos grupos musculares, especialmente los más exigidos según el tipo de trabajo, ya sea más o menos sedentario.