Tucumán solidario: la decisión de salvar vidas
En el marco del Día Nacional del Donante Voluntario de Médula Ósea, que se conmemoró el 1 de abril pasado, se realizó una campaña de concientización sobre la importancia de la donación a través de una sencilla y rápida extracción de sangre para estudiar luego su compatibilidad.
La médula ósea donada tiene que ser 100 por ciento compatible con el paciente, esto sólo ocurre en una persona entre 40.000. El Ministerio de Salud Pública se hizo presente en el Registro de Donantes de Médula Ósea y en esa oportunidad la responsable de la cartera, doctora Rossana Chahla, entregó certificado en agradecimiento y reconocimiento al gesto solidario de cuatro tucumanos que donaron su médula ósea, ayudando a salvar el mismo número de vidas.
Tucumán tiene actualmente 9.306 inscriptos en el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas del INCUCAI, que el 1 de abril pasado cumplió 16 años. Durante ese período de tiempo 80 de los inscriptos fueron seleccionados para los estudios de compatibilidad; 8 de ellos lograron realizar la donación.
En 2018 se marcó un récord con 40 personas seleccionadas para los estudios de compatibilidad, 5 hicieron efectiva la donación, y en lo que va de 2019 ya son 5 las personas que están en estudio para donar.
Donar sangre salva vidas
Esa fue la frase que atrajo a Javier Alejandro Núñez (41), profesor de Educación Física, hace cuatro años cuando pasaba por plaza Independencia, donde se realizaba una campaña de concientización y promoción. “Me acerqué, me contaron de qué se trataba y decidí donar en ese momento. En 2018 me llamaron del Incucai y me avisaron que iba a ser donante, que con mi sangre podía salvar una vida. No hay palabras, es inexplicable lo que uno siente”, relató.
El siguiente paso fue mandar las muestras de sangre del paciente y del donante a Estados Unidos para asegurar el 100 por ciento de compatibilidad. Con esa prueba los estudios continuaron en Buenos Aires, donde se realizan los chequeos pertinentes y se aprueba la donación. “El mensaje que les dejo es que si ven una campaña, se acerquen. Porque pueden salvar una vida”, puntualizó Javier.
“Todos necesitamos ayuda”
Nicolás Palacios tiene 38 años y una experiencia que vivió una amiga con su hijo lo acercó a la donación. Recordó que después de haber donado sangre se inscribió en el registro, un año después lo llamaron para informarle que había sido seleccionado. Los estudios posteriores de compatibilidad continuaron en Buenos Aires. “Estaba muy ansioso, después de dos meses me dijeron que era apto”, recordó emocionado.
Ya descartado infecciones como Hepatitis y VIH le dieron dos alternativas de donación, una por aféresis, por vía venosa, o por punción de médula ósea. “Entras al quirófano, anestesia, dos puntitos en la parte lumbar y nada más. Se siente muy bien salvar una vida”, declaró Nicolás. Su receptor fue un niño de 12 años.
“Fue como donar sangre”
Luis Enrique Jiménez (50) donó por aféresis. Su receptor vive en Formosa y tiene 33 años. Un vecino le contó que en el hospital del Niño Jesús se podían registrar como donantes, no lo dudó. “En 2013 doné sangre y en 2015 recibí el primer llamado. En 2016 viajé a Buenos Aires para realizar los estudios previos y al año siguiente me confirmaron que estaba apto para la donación. Fue como donar sangre, me sorprendió que algo tan pequeño pueda hacer tanto por una persona, es lo que más me emocionó”, contó.
Una forma de agradecer
Graciela del Valle Dip (46) también fue donante. Su sobrino había padecido leucemia y decidió registrarse como agradecimiento al hospital del Niño Jesús, por todo lo que hicieron por su familia. Se trató, recordó, de devolver un poco de todo lo que recibieron.
“Un día me llaman y me dicen que era compatible con un nene de 12 años. Me voy a Buenos Aires para hacerme todos los estudios, salen bien y después me llaman para hacerlo. Donen, no ocupa mucho tiempo, no duele nada y se puede salvar una vida, algo que uno lleva con orgullo siempre”, declaró.