“Un apretón de manos cura tanto como un antibiótico de última generación”
Horarios flexibles, permanencia del grupo afectivo junto a su familiar internado, contacto más cercano y diálogo abierto entre los equipos de salud, el paciente y sus núcleos más íntimos, son algunos de los puntos que aborda este cambio de paradigma que trata de difundir en el mundo los beneficios del Proyecto HUCI (Humanización de las Unidades de Cuidados Intensivos). El Hospital Padilla y el Instituto de Maternidad “Nuestra Señora de las Mercedes” son referentes en la materia.
El Ministerio de Salud Pública, a cargo de la doctora Rossana Chahla, atento a la línea de trabajo planteada por el gobernador de la provincia, doctor Juan Manzur; diseñó un Plan Rector que contempla como uno de sus ejes la calidad y humanización en la atención. El Proyecto HUCI que llevan adelante las unidades de cuidados intensivos del Hospital Padilla y Maternidad, son las muestras más acabadas de esto.
“Las terapias intensivas del Padilla y Maternidad son las primeras que entraron en el proyecto de Humanización de Cuidados Intensivos. Son pioneros en Argentina, trabajan de manera constante a disposición de la gente. La prioridad de esta gestión son las personas. Esto habla de las líneas estratégicas que tenemos desde el Ministerio sobre calidad de atención, queremos llegar a la gente de la mejor manera posible”, definió Chahla.
Actores de Cambio
El jefe del Departamento de Enfermería del Hospital Padilla e integrante de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, licenciado Marcelo Morales, contó que el movimiento se remonta a 3 años atrás, cuando comenzó una corriente en el Hospital de Torrejón en España, de la mano del doctor Gabriel Heras, quien al darse cuenta de que se atendía bajo un modelo centrado en el paciente y olvidando muchas veces a su familia, propuso la humanización en los cuidados críticos para mejores y más prontas recuperaciones.
“Cuando una persona se enferma, su familia también lo hace. Este movimiento nos permite cuidar de un aspecto que nos faltaba para dar una atención integral a los pacientes”, afirmó Morales, en tanto detalló que bajo este paradigma, la atención se centra no solo en el paciente, sino que en su familia y en el equipo de salud, lo que redunda en beneficios no solo para el usuario de las terapias y su grupo afectivo, sino que también en el ámbito laboral evita Síndrome de Burnout, agotamiento, cansancio extremo y estrés.
Morales relató que hace 3 años que el Padilla trabaja paulatinamente para acostumbrar a los equipos a hacer lo que tanto él como el supervisor de Cuidados Intensivos I, licenciado Rodrigo Rivero, definen como “un cambio en la cultura organizacional de las unidades de cuidados intensivos”.
Rivero destacó que la labor del Padilla está enfocada en tratar a la triada Paciente-Familia-Equipo de Salud, lo que implica: Aumentar el contacto con la familia; mantener al paciente lo más despierto y lúcido posible; la apertura de las puertas de las unidades; que el círculo íntimo participe más en el cuidado del paciente; que pierdan el temor a los dispositivos dentro de las unidades y un refuerzo en el contacto con los profesionales de los equipos de salud; lo cual ayuda a liberar las tensiones, eliminar conflictos, aumentar la confianza y lograr una más rápida recuperación.
“Escuchar a quienes necesitan ser escuchados”
La jefa del Servicio de Terapia Intensiva de Maternidad, doctora Adriana Fernández, contó que el proyecto en esa institución inició en 2014, con una capacitación que tomaron todos los jefes de servicios, para dirección de sistemas de servicios de salud.
“En ese momento el grupo de UTI, presentó el proyecto para la diplomatura y fue premiado en la Universidad de San Pablo T. Entonces se implementaron muchas medidas: la extensión del horario de visita que era acotado y el ingreso de los niños del grupo familiar, porque antes lo hacían solo los mayores de 12 años”, relató la especialista.
Al respecto, Fernández explicó: “Para los niños puede ser intimidante ver a su mamá en una situación de riesgo, por eso se les explica con qué se van a encontrar, para evitar el impacto. Pero sobre todo en lo que se tradujo la humanización es en la permanencia de la madre puérpera con su bebé recién nacido”, agregó.
“Hemos comprobado hasta el cambio de expresión de la paciente cuando comparte con su grupo familiar y sobre todo con su bebé. Muchas veces un apretón de manos cura tanto como un antibiótico de última generación”, finalizó la jefa de servicio.
La coordinadora de la Terapia Intensiva de Adultos de Maternidad, doctora Carolina Canseco, contó que antes las pacientes internadas podían llegar a pasar hasta 20 horas solas, sin el contacto con sus seres queridos.
“Esta iniciativa nació de una encuesta realizada durante un año, basada en lo que necesitaba la paciente. Nos dimos cuenta de que la familia es muy importante. Uno puede tener un buen profesional y buena estructura, pero si eso no va paralelo a la humanización, no sirve”, analizó haciendo hincapié en la importancia de pensar de una manera diferente: generar empatía y escuchar a quienes necesitan ser escuchados.