“Toqué fondo, pero quería vivir y salir adelante”
Este es el emocionante testimonio de Vanesa Díaz, quien sufría obesidad mórbida. En 2019 sintió en sus propias palabras “que tocaba fondo” y la esperanza de su juventud, su hijo y su nieto fueron el motor para emprender el arduo camino hacia un cambio de vida, primero a través de una cirugía bariátrica realizada en el Sistema Público de Salud y posteriormente con una cirugía de colgajos en el marco del Programa de Acompañamiento Integral del Paciente Postbariátrico del Centro Provincial de Trastornos Alimentarios (CEPTA). La importancia del trabajo realizado por el Ministerio de Salud Pública de Tucumán y el Gobierno de la Provincia, que permiten llevar a cabo este tipo de tratamientos y cirugías de alta complejidad.
Vanesa tiene 44 años, es profesora de biología y es la primera paciente del sistema público que recibió una cirugía de colgajos luego de haber bajado exitosamente 68 kilos gracias a una cirugía de bypass y un profundo cambio de hábitos: “Yo pesaba 135 kilos, tenía muchos problemas de salud, no podía caminar ni hacer cosas tan sencillas como atarme las trenzas de las zapatillas, ir al super, todo me fatigaba y no podía respirar, usaba un salbutamol por semana en ese momento y no dormía a causa de apnea del sueño. A través de una amiga me enteré de que existía el CEPTA, empecé a averiguar y a través de una derivación de endocrinología del hospital Padilla comenzó allí mi tratamiento”.
El 25 de marzo de 2019 fue la primera consulta de Vanesa en el CEPTA con endocrinólogo, psicólogo y nutricionista: “Es un gran equipo en el que entre todos hacen el trabajo, para ingresar uno de los requisitos es tener un IMC de más de 40 y yo lo superaba en ese momento. A lo largo del tratamiento tenes que bajar un 10 por ciento de tu peso para aplicar para una cirugía bariátrica, que fue mi objetivo desde el principio”, contó la paciente a la vez que recordó también presentaba problemas de vesícula que requerían de cirugía, pero en diciembre llegó el tan anhelado llamado para el bypass gástrico.
Era diciembre, se habían reunido psicólogo, endocrinólogo, nutricionista y cirujano en un ateneo para dar el visto bueno de aptitud para la intervención: “Los doctores Cabrera y Mendoza me preguntaron si estaba dispuesta hacerlo, era todo un desafío hacer dieta líquida, no es algo fácil, es algo para lo que, si bien nos preparan y acompañan psicológicamente, tiene sus complejidades y no es sencillo de llevar, cuesta mucho pasar las fiestas tomando caldo y gelatina, pero inicié el 20 de diciembre y el 9 de enero de 2020 fui operada, dos meses antes de la pandemia que lo cambió todo”.
Las nuevas modalidades llevaron a la consulta virtual por videollamada y a concurrir estrictamente para el control de sus drenajes y de la correcta sanación de los puntos de la cirugía. “Los cirujanos me explicaron cada paso del procedimiento y mi psicóloga fue clave, uno de los puntos más importantes para mi operación. Después de esto yo me dediqué a cuidar mucho de mi alimentación y especialmente durante la pandemia mi forma de canalizar el encierro fue a través del entrenamiento, del estudio sobre fuerza y cómo recuperar la masa muscular, especialmente porque al bajar tanto de peso van quedando bastantes colgajos de piel”, dijo Vanesa a la vez que destacó el ejercicio ayudó mucho en el proceso y ya se volvió un hábito en su vida que disfruta.
“Todos mis médicos estuvieron siempre a mi lado para mi seguimiento, nunca me abandonaron, si bien este proceso depende mucho de uno, yo puse todo de mi parte, quería un cambio en mi vida. No es fácil, es una constante lucha interna para dar batalla como se dice a ‘los demonios de uno’, siempre se está en contacto con la comida, tu estómago recibe una cierta cantidad, pero tu mente dice otra, en esos momentos duros me pongo a pensar y a recordar lo que fui y lo que soy hoy, no quiero volver a ese momento donde todo de la vida me costaba el doble”, reflexiona. |
La operación no es fácil, aclara Vanesa, requiere de cuidados de por vida con suplementos vitamínicos y minerales y de una actitud proactiva de responsabilidad y cuidados hacia la salud personal. Dentro de su profesión de docencia, antes de la cirugía se dedicaba a preparar alumnos en su hogar donde vive con su madre, su hijo y su nieto, quienes la ayudaron mucho en el camino, junto a sus amigos y afectos más cercanos. “Cuando me pedían dar clases a domicilio era muy difícil para mí, yo soy de barrio sur y caminar incluso un par de cuadras era todo un desafío, ahí supe que sola no podía y que necesitaba ayuda”, recuerda.
Respecto a cuánto afectaba en su caso el bombardeo de imágenes y de estándares de belleza que medios y redes sociales imponen, Vanesa aclaró que su principal eje y motor siempre fue la salud y no la estética: “Por supuesto que me gusta ir al centro y encontrar ropa de mi medida y talle, ¿a qué mujer no? Pero mi principal factor en este proceso fue la salud y las ganas de vivir, no quería de aquí a unos años tener diabetes ni hipertensión”, contó.
En los primeros días de noviembre recibió la primera cirugía de colgajos enfocada en zona abdominal: “Tras tantos años de obesidad el cuerpo pasa factura, a pesar de que después del bypass hice mucha gimnasia de fuerza con aparatos, me quedaron colgajos y para eso es la operación, me extrajeron el colgajo del abdomen y me reconstruyeron ombligo y pubis”.
“Me sentí contenida por todos los médicos, la atención fue muy linda, los quiero y estoy agradecida especialmente con la doctora Alejandra Caram, el doctor Cabrera, el doctor Mendoza, mi psicóloga la licenciada Pachado, mi nutricionista la licencia Moncasi, mi cirujana plástica Isabel Díaz San Román que son profesionales excelentes y me trataron con un amor y una paciencia impresionantes”, manifestó Vanesa a la vez que impulsó a otras personas que se encuentren en su situación inicial a “elegir la vida”.
“Hay que aceptar el cuerpo que tenemos, pero una persona que sufre obesidad debe priorizar su salud, la obesidad trae consigo muchas enfermedades, quizás no durante la juventud, pero sí a futuro en la adultez, porque el cuerpo pasa factura y dice ‘hasta aquí llego’. Por eso es importante dar un mensaje enfocado en cuidarse, en comer sano y hacer deporte, en cuidar la mente, el cambio se logra desde las ganas propias de hacerlo, entendiendo que todo tiene un proceso que lleva su tiempo, es una lucha que se emprende día a día, se puede fracasar, somos seres humanos, pero hay que levantarse y pensar que mañana es otro día para empezar de nuevo”, instó Vanesa. |
Un equipo multidisciplinario, empático y comprometido con el paciente
La directora del CEPTA, doctora Alejandra Caram, comentó que el caso de Vanesa es muy particular porque se acercó espontáneamente a solicitar ayuda al centro, mostrando desde el primer día compromiso con su tratamiento, lo cual es clave para lograr el éxito en el proceso.
“El empoderamiento ante esta enfermedad que es la obesidad es esencial, cuando hay compromiso desde el primer momento los resultados son mucho mejores. Aquí los pacientes son recibidos por un equipo multidisciplinario que realiza una entrevista inicial a cargo de nuestra trabajadora social, seguida de una evaluación clínica integral y consultas nutricionales personalizadas, prescripción de actividad física adaptada a cargo del profesor de educación física y de nuestra médica deportóloga, así como consultas individuales y talleres de comportamiento alimentario a cargo de nuestra psicóloga”, detalló.
Además, se realizan actividades de acompañamiento fuera del CEPTA en el marco del Proyecto Bienestar, que se llevan a cabo en el Complejo Belgrano. Recientemente el centro incorporó un servicio de odontología, para que los pacientes también puedan recibir este tipo de servicios y se sumaron al equipo una psiquiatra, un gastroenterólogo que coloca balones intragástricos en los pacientes que tengan dicha indicación y cirujanos plásticos del tercer nivel de atención en el marco del Programa de Acompañamiento Integral del Paciente Postbariátrico.
“Los que trabajamos aquí somos apasionados en esto, nos encanta lo que hacemos y lo hacemos con mucho amor, es muy satisfactorio ver el recorrido de pacientes como Vanesa. La persona que llega al CEPTA es recibida en un ambiente saludable, de empatía y acompañamiento de por vida en pos del empoderamiento y de una mejor calidad de vida”, afirmó Caram.
Por su parte el jefe del Departamento de Gestión Quirúrgica de Tucumán, doctor Salvador Alberto Sal, brindó detalles sobre la labor que, junto a los cirujanos, doctor Martin Sánchez y doctora Isabel Díaz San Román, realizan de forma mancomunada con el CEPTA en pacientes postbariátricos. “La idea es poder continuar con lo que ya se venía haciendo pre-pandemia, para eso tuvimos reuniones con los directivos y jefes de quirófano del hospital Centro de Salud, ya que allí se llevan a cabo las cirugías reconstructivas. Todo el sistema público está trabajando para que estos pacientes puedan cumplimentar con esta etapa como corresponde”, dijo.
“Comenzamos con la dermolipectomía anterior, es decir con la extracción de exceso de piel y tejido graso de la parte anterior del abdomen. Se trata de una cirugía reglada, nos proponemos un determinado tiempo en quirófano para que el paciente luego no necesite un pase a terapia intensiva o a cuidados críticos y a las 24 horas de realizada la intervención se le otorga el alta. Los controles previos son el CEPTA junto al equipo multidisciplinario, le pedimos estudios pre quirúrgicos, enviamos la carpeta para que sea aprobada en el Centro de Salud y los controles de evolución postquirúrgicos se realizan luego de transcurridas 48 horas de la cirugía”, comentó a la vez que agregó luego de 6 meses de la intervención se evalúa si el paciente requiere de otra resección de piel y tejido graso.