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21 de junio: Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica

Se trata de una patología que afecta a 4 o 5 de cada 100.000 habitantes en el mundo. El hospital Ángel C. Padilla brinda respuesta a dichos pacientes, con un servicio integral para la persona y su familia.

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad degenerativa de las neuronas en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento voluntario de los músculos.

En la ELA, las células nerviosas (neuronas) motoras se desgastan o mueren y ya no pueden enviar mensajes a los músculos. Con el tiempo, esto lleva a debilitamiento muscular, espasmos e incapacidad para mover los brazos, las piernas y el cuerpo.

Frente a esto, el servicio de Neurología del hospital Padilla abre sus puertas de lunes a viernes en turno mañana y tarde, y atiende las consultas de jóvenes y adultos.

“En este momento tenemos en seguimiento a 15 pacientes. La ELA no tiene prevención porque es una enfermedad degenerativa, lo único que podríamos recomendar es llevar una vida saludable. Sin embargo, lo importante es conocer la sintomatología de la patología básica: trastorno de la marcha, lentitud, pesadez en las piernas, dificultad motora. Es una enfermedad que no tiene cura pero requiere de un equipo interdisciplinario de asistencia”, detalla la jefa de Neurología del efector, doctora Alejandra Molteni.

Y agrega en este sentido, que desde la unidad se trabaja en la calidad de vida del paciente y su familia, porque quien está enfermo cambia su ritmo de vida y de toda la comunidad que lo rodea.

La ELA no tiene un tratamiento curativo y su abordaje debe ser multidisciplinario. Trabajan en su atención: neurólogos, neumonólogos, gastroenterólogos, kinesiólogos y nutricionistas. Afecta mayormente a hombres y mujeres, a partir de los 50 años.

Síntomas

Si una persona presenta los siguientes signos debe consultar con el especialista:

  • Debilidad, que a menudo empieza en una zona específica.
  • Temblores musculares, espasmos o pérdida de tejido muscular.
  • Contracciones de la lengua (común).
  • Reflejos anormales.
  • Marcha rígida o torpe.
  • Aumento o reducción de los reflejos en las articulaciones.
  • Dificultad para controlar el llanto o la risa (algunas veces se denomina incontinencia emocional).
  • Pérdida del reflejo nauseoso.