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Aula de Celiaquía: un espacio de contención donde los pacientes comparten sus experiencias y se brindan apoyo

La integrante del servicio de Gastroenterología del hospital Avellaneda, doctora Cecilia Valdivia, brindó detalles sobre la labor que desarrolla hace tiempo el Aula de Celiaquía de la Escuela de Pacientes de la institución, los días martes desde las 10:00 horas.

La miembro del servicio de Gastroenterología del hospital Avellaneda, doctora Cecilia Valdivia, brindó detalles sobre la labor que desarrolla hace tiempo el Aula de Celiaquía de la Escuela de Pacientes de la institución, los días martes desde las 10:00 horas.

“Este es un trabajo multidisciplinario entre el servicio de Nutrición, Gastroenterología y Psicología. Los protagonistas aquí son los pacientes con enfermedad celíaca, por eso los invitamos y vamos haciendo los talleres de acuerdo a la demanda y las inquietudes que van surgiendo. Tenemos tareas programadas como charlas sobre qué es la enfermedad, cómo se trata, la importancia de mantener una buena nutrición y la practica periódica de actividad física, como base de apoyo para contrarrestar los efectos negativos de esta afección”, dijo la profesional.

Recetas y tips de alimentación saludable son parte importante del programa de esta aula, que prioriza brindar al paciente recomendaciones lo más sencillas de implementar y llevar a la práctica de manera diaria: “Tenemos un feedback muy importante, muchas veces son los mismos pacientes quienes traen recetas que hacen en sus propias casas para compartir y de esta forma ayudan a educarse entre ellos mismos porque se replican los consejos y recomendaciones entre pacientes”.

Las edades abarcan desde la infancia hasta el adulto mayor, sostuvo Valdivia, a la vez que comentó muchas veces el paciente no puede concurrir a la escuela, pero lo hacen miembros de su familia para tener herramientas de apoyo en su tratamiento y adaptar una dinámica grupal que contenga al paciente con celiaquía, sin límites de edad.

“Desde los aspectos psicológicos se prioriza la contención del paciente en su ámbito familiar y social, por ejemplo, en el caso de los niños existen una serie de barreras que se pueden presentar en el ámbito escolar a la hora del lunch, los almuerzos, las fiestas de cumpleaños y el momento del encuentro y de compartir con aquellos que no tienen celiaquía, por eso la idea es brindar las herramientas para cuidar el alimento de forma que no se contamine”, dijo a la vez que aclaró los martes a partir de las 9 horas se inicia con la práctica de actividad física en el efector, seguida de los talleres.

Elba Pérez de 63 años participó del taller y enfatizó la importancia de esta iniciativa para el cuidado de la salud: “Los que tenemos celiaquía muchas veces le restamos atención a los síntomas, pero con la consulta y los estudios podemos obtener el diagnóstico preciso y saber si realmente tenemos esta afección o algún grado de intolerancia al gluten y según eso tenemos que llevar una dieta de por vida, cuidarnos con las comidas y prestar atención a las emociones ya que influyen mucho también”, manifestó.

Al tiempo resaltó la contención del grupo, en el cual se comparten experiencias y se sienten acompañadas: “Yo soy una de las primeras personas que se incorporó al grupo, porque yo ya venía a hacer gimnasia con el profesor Gustavo y me entere de esta iniciativa que me encantó. Yo fui diagnosticada hace 10 años, pero creo que siempre lo fui, solo que hace 10 años tuve real conciencia de cómo afectaba a mi organismo”.

Ariel Sánchez es de Lules, tiene 49 años, también tiene celiaquía y participa por primera vez del aula de la Escuela de Pacientes: “Estoy contento porque la gente sin conocernos nos recibió muy bien y eso hace que generemos empatía y confianza. Para nosotros es importante aprender y adquirir día a día conocimientos, si bien la persona con celiaquía sabe cuáles son sus limitaciones, adquirimos la experiencia de cada vivencia, no solo en lo personal -porque a veces pensamos solo en los límites que esta condición nos marca- sino para tomar conciencia en cómo afecta a otros, porque si miramos al constado hay gente que realmente la pasa muy mal”.

A Ariel le costó alrededor de medio año adaptarse a la idea de su diagnóstico y la responsabilidad que conllevaba, pero una vez que logró adaptarse cuenta que su vida dio un vuelco porque se siente bien y saludable: “Antes no podía superar los 50 kilos, tenía diarrea constante toda la vida y luego de ser diagnosticado correctamente, siento que nuestra mínima tarea es llevar el mensaje a los hogares de que la celiaquía no es una enfermedad, es una condición con la que se puede vivir muchos años saludablemente si se lleva adelante la dieta de la mejor forma y para eso es fundamental que la familia asuma su rol de acompañamiento del paciente, sea este niño o adulto”.

“Mi hogar es libre de gluten, fui diagnosticado hace casi 10 años. Desde que tengo uso de razón tuve diarrea, me ofrecieron operarme la vesícula pero continúe con diarreas, dolor abdominales y malestares cardiacos y posterior a eso pude dar con el gastroenterólogo que me solicito los estudios –IgA IgG- para tener mi diagnóstico”, compartió Ariel, en tanto resaltó la importancia de continuar indagando en los síntomas hasta dar con el profesional que solicite los controles exhaustivos que permitan arribar al origen de los malestares que pueden aquejar al paciente.

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