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¿Cada cuánto tiempo se debe hacer un chequeo con el oftalmólogo?

El doctor Fernando Luis Vidal, del servicio de Oftalmología del hospital Avellaneda, cuenta la frecuencia con que se debe acudir al consultorio para un control visual, las patologías prevalentes y los signos de alerta.

“Lo normal es que el paciente se haga un control oftalmológico una vez por año, con ello es suficiente. En el caso de los niños, si están controlados, se puede hacer un poco más espaciado. Antes los chicos tenían el chequeo con en el ingreso de la primaria y secundaria, pero es mucha distancia. Por eso ahora, la ficha médica obliga a hacer el control oftalmológico todos los años, como así también con el psicólogo y odontólogo”, explica el profesional.

Ahora bien, cuando hay un paciente que presenta una patología particular, los controles serán de acuerdo a la enfermedad. Por ejemplo, un paciente con un glaucoma controlado que venga al consultorio cada tres meses, está perfecto, aclara el médico.

“El examen que si o si se debe hacer una persona es: además de la consulta, la agudeza visual y refracción. Primero tomamos la visión, medimos con un aparato para ver si necesita anteojos el paciente, luego pasa por un aparato que es biomicroscopio donde analizamos la vista de adelante del ojo y detectamos si no hay patologías de corneas, parpado, cristalino, cataratas. Tomamos la presión ocular. Ponemos las gotas, dilatamos la pupila y hacemos un fondo de ojos. Ese es un análisis de rutina que se tiene que hacer todo paciente. Si detectamos una patología entonces pedimos los estudios complementarios”, sostiene el especialista.

Los síntomas más comunes y por los cuales se debe acudir al servicio son: baja visión, ojos rojos, dolor ocular, visión de luces, flashes o puntos negros, disminución del campo visual, secreciones o lagrimeo.

“Hay muchas patologías que, tratadas a tiempo, se controlan e incluso curan. Hay algunas que son irreversibles. Un glaucoma agudo si no se trata, el paciente a los pocos días pierde la visión de forma irreversible; en cambio un glaucoma tratado a tiempo, se puede recuperar la visión y volver a un estado normal”, advierte.

Para los pequeños, lo ideal es hacer al primer año un control con un oftalmo-pediatra. Y si el bebé fue prematuro, con más razón. Antes de los cuatro años, también se recomienda hacer una consulta porque existe una patología que se llama “ojo vago o perezoso”, la cual, si no se trata hasta los seis años, queda para toda la vida.

“Mucha gente por apurada, por no conseguir turnos, por el motivo que sea, va a lagunas ópticas donde tienen un aparato donde los miden, les dan el anteojo, y capaz que el paciente no veía porque tenía cataratas, sino que tenía una retinopatía diabética. Esto es un problema porque cuando la persona por fin acude al médico, ya es tarde”, puntualiza y por ello, recomienda siempre asistir al servicio de Oftalmología más cercano.