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Desmitificando trastornos de la salud mental

La jefa de la División de Salud Mental del PRIS y responsable del departamento de Promoción y Prevención de la División General de Salud Mental, magister Marcela Lemeitre, expone los errores más comunes en las creencias sociales e invita a cambiar la mirada sobre estas patologías frecuentes y tratables.

“Hoy más que nunca, con el contexto que estamos viviendo por la pandemia, existe una alta incertidumbre, estrés por el cambio de hábitos en todos los aspectos de nuestra vida: en lo familiar, profesional, emocional, relacional. Más que nunca tenemos que ser conscientes de la importancia de autocuidado de la salud mental y la salud integral. Porque no podemos dividir salud mental por un lado y física por otro. Somos un todo integral que funciona articuladamente. Cualquier cambio que se produce en la salud física de la persona repercute en su estado mental y viceversa”, comienza diciendo la psicóloga.

En este marco, señala los mitos que circulan en la sociedad y tienen que ver con un estigma asociado a las afecciones mentales que son de larga data. Así, sostiene, las personas con afecciones mentales, a lo largo de la historia, fueron disgregadas, identificadas a veces con situaciones de violencia y peligro. Pero esa es una concepción errónea que debe ser cuestionada, apela, “es urgente que esta concepción estigmatizante de las personas afectadas en su salud mental se revierta. Es necesario desarraigar los estereotipos negativos existentes que hay en relación a las afecciones mentales”.

Para ello, la comunidad debe involucrarse y conocer más sobre los trastornos mentales que tienen un enorme impacto mundial, se presentan en todos los grupos etarios y regiones geográficas.

“Algunos de los mitos que circulan en nuestra sociedad son: que la salud mental es cosa de locos; hoy sabemos por prevalencia y estudios de la OMS que una de cada cuatro personas va a necesitar apoyo a lo largo de su vida en salud mental. También que las enfermedades mentales son un problema poco frecuente o que el tiempo las cura. Eso no es así. Sabemos por estudios internacionales que los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en nuestra región (América) y, por ejemplo, el consumo de alcohol y los trastornos depresivos, son problemáticas frecuentes en nuestra población”, comenta la especialista.

Otro error es pensar que la persona cuya salud mental se encuentra comprometida, no está en condiciones de decidir sobre su vida. “Todos tenemos derecho a ser escuchados y a tomar decisiones sobre nuestra salud y nuestra vida. Tenemos que contar con el apoyo necesario para poder hacerlo”, recalca.

Asimismo, se cree que los niños no padecen afecciones mentales, cuando no es cierto. Hay problemáticas que pueden presentarse en la vida de un menor y deben recibir asistencia para poder ser superadas.

“La psicoterapia es una de las formas de abordar las problemáticas de salud mental, puede ser de manera integral con tratamiento psicoterapéutico. A veces, se necesita la interconsulta con un profesional de la psiquiatría que hace una evaluación del paciente y puede indicar un tratamiento médico si es necesario”, manifiesta.

Y agrega: “Existen técnicas de rehabilitación para que una persona pueda trabajar sobre aspectos que tienen que ver con el manejo de su tiempo, del dinero, de las relaciones sociales, laborales. Tenemos a disposición para el abordaje de los trastornos mentales una amplia gama de técnicas que fueron avanzando en los últimos años para que las personas puedan recibir el tratamiento que necesiten en el momento adecuado”.

Finalmente, advierte que es fundamental que acabe el estigma asociado a la enfermedad mental y la discriminación consecuente, los cuales producen que la persona se vea afectada en el ejercicio de sus derechos, de vivir en comunidad, de incluirse laboralmente, tener relaciones familiares, buscar insertarse socialmente. “Eso hace que las personas a veces no busquen atenderse, que demore la consulta porque no quiere que la identifiquen como una persona que está necesitando ese tipo de tratamiento. Puede producir vergüenza en el ámbito laboral o social, hay temor a la falta de confidencialidad. Producen una autoexclusión que demora la consulta y el inicio de un tratamiento que puede revertir esta situación”, cierra.