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Día Mundial contra la Meningitis

El 24 de abril de cada año es el día elegido por la Confederación de Organizaciones de Meningitis para hacer campaña mundial e informar a la población sobre la importancia del diagnóstico precoz y la prevención de esta enfermedad.

La enfermedad meningocócica puede ser mortal, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), y debe considerarse siempre como una urgencia médica. Puede causar importantes daños cerebrales y es mortal en el 50 por ciento de los casos no tratados.

El cerebro está rodeado por tres capas de tejido que se llaman meninges: la duramadre, piamadres y la aracnoides. Tienen por función la protección del cerebro, por esas capas circula el líquido cefalorraquídeo, que permite amortiguar determinados traumatismos como así también la circulación de éste.

El cerebro está rodeado por tres capas de tejido que se llaman meninges: la duramadre, piamadres y la aracnoides. Tienen por función la protección del cerebro, por esas capas circula el líquido cefalorraquídeo, que permite amortiguar determinados traumatismos como así también la circulación de éste.

La meningitis es el proceso inflamatorio de estas capas, por distintas causas. Aunque las más prevalentes en nuestro medio son las meningitis de causa infecciosa por bacterias, virus, hongos y en otras ocasiones parásitos. Esta enfermedad se puede dar en cualquier momento de la vida, desde un neonato hasta un adulto mayor, y generalmente lo que más vemos son personas que vienen desde la comunidad con un factor de riesgo de base que los predispone a ese tipo de infección.

La meningitis viral es la forma más común y menos severa. Esta, como la mayoría de las virosis, se cura sola y el tratamiento solamente es de sostén. Es muy raro que deje una secuela permanente. En cambio, la meningitis bacteriana, que es menos frecuente, es una enfermedad muy peligrosa que sin tratamiento precoz casi siempre es mortal y aun tratada puede dejar secuelas importantes.

El método de contagio es variado y propio de cada bacteria o virus. Estos pueden estar flotando en el aire y se los aspira o también pueden ser transmitidos por otras personas a través del beso o la tos. Otras formas de adquirir esta enfermedad es con la propagación de una infección no tratada en otra parte del cuerpo como, por ejemplo, una otitis o sinusitis (infección del oído y de los senos paranasales respectivamente).

El diagnóstico es clínico y puede ir acompañado de otros métodos complementarios, como una neuroimagen o un método más invasivo que es la punción lumbar, mediante el cual se toma una muestra del líquido cefalorraquídeo y sus cultivos microbiológicos para ver cuál es el organismo causal y según esta información determinar el tratamiento a seguir.