Día Mundial de la Espina Bífida

Cada 21 de noviembre se celebra este día con el objetivo de centrar la prevención de esta malformación congénita y en la necesidad de mejorar la calidad de vida de estas personas.

El jefe del servicio de Urología del hospital del Niño Jesús, doctor Carlos Alberto Gargiullo, explicó que esta enfermedad es básicamente una mala formación del tubo neural y que ocurre durante las primeras semanas del embarazo, provocando un trastorno en el cierre en la conformación completa de la columna en distintos niveles (cervical, torácico, lumbar o sacro).

“En general, la mayoría de las consultas son ‘lumbro sacro’, teniendo en cuenta que esta malformación afecta la columna y su contenido. Compromete la médula y las terminaciones nerviosas y esto genera alteraciones en estas terminaciones nerviosas”, explicó el especialista.

Todavía se desconoce el origen y las causas de la espina bífida, pero muchos científicos coinciden en que puede ser el resultado de una combinación de factores de riesgo genéticos y ambientales, como antecedentes familiares de defectos del tubo neural y deficiencia de folato.

En ese sentido, Gargiullo resaltó que el ácido fólico es clave para reducir el riesgo de la mayoría de los defectos del tubo neutral. Se ha demostrado a través de evidencia científica que si la mujer consume ácido fólico en dosis adecuadas durante al menos tres meses antes de la concepción y 3 meses después, el riesgo de que un bebé sea afectado por estas malformaciones disminuye hasta un 75%.

Por su parte, el profesional aclaró que el término ‘espina bífida’ se refiere a una alteración de la columna: “Está abierta, está bífida (dos ramas que no se juntan). Si se posee espina bífida no necesariamente conlleva a que siempre haya daño o alteración de médula y sus raíces nerviosas. Cuando compromete la parte nerviosa, ahí si tenemos alteraciones neurológicas. Si fuera antes, sería un tema óseo únicamente”.