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El duelo en pandemia: cómo afrontarlo y dónde recibir ayuda

La coordinadora de Salud Mental del primer nivel de atención del Sistema Provincial de Salud, psicóloga Antonella Grillo, explica los alcances y efectos tras la muerte de un familiar o ser querido en plena pandemia. Y sostiene que el apoyo terapéutico y de los afectos es muy importante para sobreponerse ante la dura pérdida.

“En principio debemos tener presente que todo proceso de duelo, ante una situación de pérdida de un familiar o ser querido, tiene un efecto de trauma a nivel subjetivo y psíquico. Ese efecto de trauma en sí mismo genera emociones relacionadas a la soledad, el vacío, el miedo, la indefensión o el enojo. Todos esos sentimientos dan cuenta que se produce ante la pérdida de una persona, un desequilibrio psíquico. Ese equilibrio y bienestar que la persona tenía desaparece en el momento en que se produce la pérdida”, expone la referente.

Por ende, prosigue, la persona empieza el duelo, es una batalla interna, una lucha por recuperar ese equilibrio. Ese trabajo que hay que hacer a nivel psíquico, genera mucho esfuerzo.

“El esfuerzo que hacemos para restablecer ese equilibrio que se ha perdido es sumamente doloroso y difícil. Genera en la persona muchas veces la sensación de que no lo puede hacer, se quiere ir con aquel que ha perdido, pero el gran desafío tiene que ver con poder aceptar la pérdida, volver a desear, volver a encontrar sentidos y poder ceder la parte de uno que era con el otro. Además, y esto es esencial comprender, no se duela cualquier pérdida, sino que se duela la pérdida de aquella persona que tiene el estatuto de irremplazable para uno”, sostiene la profesional.

Entonces siguiendo esta línea, Grillo advierte que en este contexto de pandemia tiene un efecto doblemente traumático la muerte del ser querido, porque habitualmente contamos con rituales sociales que están muy vinculados a la religión como el velorio, el entierro, y que permiten que la persona pueda representar la angustia. Éstas son las primeras formas que uno puede simbolizar la pérdida y la muerte, subraya, para poder empezar a enfrentar esos espacios de duelo. Sin embargo, esos espacios simbólicos no estuvieron en la pandemia.

“Esto nos planteó el desafío en los espacios terapéuticos, el poder ayudar no solamente en la consulta sino también con muchos equipos de salud que perdieron compañeros de trabajo, el poder construir nuevas formas de simbolizar y representar la pérdida y la angustia. Por ejemplo, pudimos trabajar con algunos equipos donde ellos pudieron construir la manera de despedirse de sus compañeros de trabajo con una misa que hizo en el servicio, una ceremonia, una placa, o arrojar globos blancos al cielo”, cuenta.

Así, plantea que este es un desafío que a nivel social y comunitario debemos poder armar y luego como trabajo individual continuar en los espacios de terapia.

“Es fundamental que la persona que se encuentra procesando el duelo pueda comprender que las manifestaciones emocionales tan desgarradoras que siente es un efecto esperable de esa pérdida, no es un cuadro psicopatológico. Por supuesto que a medida que va pasando el tiempo, el profesional puede ir evaluando y tratando de lograr que ese duelo no se transforme en un duelo patológico”, expresa.

Y agrega que hay que entender que el tiempo del duelo es muy personal. El proceso del duelo es justamente el desafío de una reconstrucción subjetiva, ese volver a armarse que a cada persona le lleva un tiempo distinto.

“Hay personas que toman como herramientas lo religioso/espiritual para procesar un duelo, y realmente sienten en esos espacios una apoyo muy importante. Con la contención afectiva de la familia, también se puede. Todo depende de los recursos subjetivos que tiene cada persona.  Pero volvemos al inicio: en que estos duelos de la pandemia son más difíciles de procesar que los duelos habituales. Y ahí sí, uno desde el Sistema Público tiene muy presente nuestra responsabilidad. Los equipos del primer nivel de atención estamos dando muchas respuestas a estas consultas, tanto de forma presencial como telefónica, según lo que el paciente puede acceder”, cierra e invita a comunicarse con los profesionales ante cualquier duda o necesidad de contención.

La comunidad puede solicitar un turno con el servicio de Salud Mental a través de Salud Escucha (0800-4444-999).