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Embarazo y Sexualidad

La psicóloga del Instituto de Maternidad “Nuestra Señora de las Mercedes”, Gabriela López, se refirió a la temática y reflexionó sobre los cambios y etapas que atraviesa la mujer durante la gestación, los cuales inciden en su vivencia de la sexualidad.

En este contexto la profesional inició aclarando que sexualidad debe considerarse no solo a la genitalidad, que es la usual asociación que se realiza, sino que debe pensarse como un concepto amplio y complejo relacionado al cuerpo en su totalidad. “La sexualidad humana es la integración de aspectos físicos, instintivos y afectivos. Las emociones, el pensamiento y el raciocinio entran en juego para separarnos de lo netamente instintivo y en particular durante el periodo y proceso de gestación, la sexualidad estará atravesada por su historia, si fue o no un embarazo deseado y planificado, si se encuentra en pareja y es acompañada, entre otros determinantes”, sostuvo.

La embarazada, continuó explicando la referente, tiene ansiedades y temores diferentes en los tres trimestres de embarazo y esto también influye directamente en la sexualidad: “Durante el primer trimestre tienen lugar múltiples cambios hormonales y se suscitan temores ante la idea de la pérdida del embarazo, especialmente cuando el proceso fue costoso y esto repercute en el encuentro sexual con otro. Hay miedos por lo que implica una relación sexual y por las contracciones que la embarazada puede sentir al momento del orgasmo, que son totalmente diferentes a las del parto”.

“Es definitivamente un viaje introspectivo el que emprende la embarazada para poder descubrir qué le pasa internamente, las nuevas sensaciones que atraviesa, los cambios físicos, fisiológicos, anatómicos y hormonales que van acompañando el proceso y repercuten en su actividad. En el primer trimestre muchas veces se dan náuseas, vómitos, sueño, irritabilidad y cambios de humor y la energía suele no estar abocada al encuentro sexual con un otro, que requiere de extroversión”, reflexionó López.

Ingresando en el segundo trimestre la especialista comentó que se suele ingresar en un periodo de meseta y mayor tranquilidad, todos los efectos que tienen relación con el desarrollo embrionario se calman, el bebé ya está formado y crece, lo cual da lugar a mayor relajación por parte de la madre: “Algunas teorías de investigación en el área de la sexualidad durante el embarazo sostienen que en el segundo periodo las mujeres pueden encontrarse muy sensibles y orgásmicas, ya que hay mayor irrigación sanguínea a la zona pelviana y eso a su vez permite que las relaciones sexuales sean más placenteras y por ende deseadas para la mujer”.

El tercer trimestre, continuó la psicóloga, generalmente está marcado nuevamente por una serie de temores que tienen relación con el inminente parto, momento en que la energía y la libido de la embarazada suelen retirarse del encuentro con el otro en el sexo y pasan a enfocarse a la preparación de todo para el encuentro con el hijo. “Antes se consideraba que la gestación era un rol netamente femenino, pero cada vez más entra en consideración el papel del hombre acompañando los procesos. En esta etapa la demanda de la mujer a su pareja apunta mucho más a un rol de sostén y acompañamiento, pero sobre todo desde la seguridad en un momento de incertidumbre”, dijo.

“El embarazo es un momento ideal en la pareja para poder descubrir nuevos encuentros, nuevos placeres no solo relacionados a la genitalidad, sino a las miradas, las caricias, la buena comunicación. Todos estos son nuevos encuentros que la pareja puede aprovechar para conocerse, descubrirse y volver a elegirse”, concluyó.