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“En el hospital Eva Perón me salvaron la vida”

Con estas palabras Miguel definió la experiencia desafiante que atravesó. Él y Lucas son dos de los muchos pacientes y de las múltiples historias de vida y de superación que llegaron al servicio de Rehabilitación del hospital Eva Perón para recibir asistencia intensiva por medio de internación. Ambos lograron con esfuerzo personal y el acompañamiento de un equipo de profesionales interdisciplinario recuperar autonomía luego de que, por enfermedad y un accidente, perdieran muchas de sus capacidades más básicas.

Miguel Ángel Alderetes tiene 56 años, sufre de Síndrome de Guillain-Barré diagnosticado hace 4 meses y fue inicialmente atendido en el hospital Padilla: “Estuve en terapia 17 días, sin movilidad ninguna, esto me pasó de un día para el otro, inició un viernes y el domingo me desvanecí del todo, mi cuerpo no resistió más, perdí la fuerza de mis brazos, de mis piernas, sentí mucho miedo porque nunca me pasó una cosa así y no sabía qué enfermedad era hasta que me hicieron los estudios y me diagnosticaron”.

El Síndrome de Guillain-Barré es una afección en la que el sistema inmunológico ataca los nervios, puede producirse por una infección bacteriana o viral aguda cuyos síntomas inician con debilidad y hormigueo en los pies y las piernas, que se extienden a la parte superior del cuerpo. También se puede producir parálisis.
“Yo empecé con un hormigueo que creía que era como un amortiguamiento, hacía algunas cosas y me daba cansancio hasta que perdí las fuerzas por completo y me desvanecí, me pudieron levantar entre tres personas, me cargaron a un auto, me fui al Padilla y me tuvieron que internar porque mi cuerpo estaba totalmente inmovilizado. Estuve 17 días en terapia hasta que la doctora Gisella Núñez me vio y pidió el traslado para el hospital del Este”, relató.

Desde ese momento Miguel transcurrió tres meses internado en el hospital Eva Perón, donde recibió atención de fisioterapia de manera intensiva, por la mañana y la tarde, además de terapia ocupacional: “Eso es primordial, la terapia ocupacional te permite salir adelante. Hay muchas personas que vienen actualmente con esta enfermedad que me tocó y hace falta mucha gente como los miembros del equipo que me trató a mí, gracias a ellos salí adelante, la terapista Cintia Rivas me trató todos los días por la mañana y en las tardes venían kinesiólogos”.

Miguel se dedicaba a la construcción y cuenta que normalmente trabajaba bien en todo momento, incluso se desempeñó como personal de vigilancia y haciendo mantenimiento en predios grandes. Cuando reflexiona sobre cómo cambio su cotidianeidad en 4 meses no puede evitar emocionarse: “La vida da cada sorpresa, pero esto, quedar de golpe inmovilizado me cambió todo. En este hospital, me salvaron la vida, mi familia también fue un apoyo increíble porque yo era una persona activa y pasaron a verme de un día para el otro en silla de rueda, no lo podían creer. Yo estoy muy agradecido con todo el equipo que me brindó una rehabilitación con cuidador las 24 horas, pasé esto como un bebé, no podía comer por mí mismo ni higienizarme”.

Gracias al trabajo incansable de los profesionales y a la voluntad inmensa de Miguel en dos meses y medio pudo volver a caminar. El 6 de junio recibió su alta y continuará recibiendo terapia para tratar algunas secuelas que le quedaron y que de esta manera pueda recuperarse plenamente. “Por esta experiencia les digo a las personas que sientan hormigueo en las manos y pérdida de fuerza que consulten rápidamente con un profesional, que no se queden, porque esto es lo más feo que puede haber en la vida, pero se puede superar”, aconsejó.

Lucas Nahuel Segura fue víctima de una lesión por arma de fuego que afectó su médula, en febrero ingresó en el servicio de rehabilitación del hospital Eva Perón y desde entonces fue atendido por el equipo interdisciplinario del efector que no solo se encarga de su rehabilitación, sino que además le ofrecieron diversas adaptaciones para que pueda cortar sus alimentos, comer y tomar café, ya que no puede mover las manos.

“Estoy bien trabajando con los kinesiólogos y la terapista ocupacional, voy mejorando, lo siento así, aquí me tratan muy bien. Me cuida además mi hermana y tengo esperanzas de salir pronto de alta”, comentó Lucas, quien recibe una rehabilitación muy exhaustiva de su motricidad, especialmente de miembros superiores. Para este paciente se hicieron una serie de adaptaciones que le posibilitaran el desarrollo de actividades diarias básicas como la alimentación por sus propios medios, con la mayor independencia posible.

Cuando Lucas ingresó no podía sentarse y actualmente puede hacerlo con asistencia, si bien se continúa trabajando en el sentado independiente al borde de la cama y que pueda mantenerse en dicha posición e incluso que pueda empezar a vestirse solo. “Ellos me tratan excelente”, sostuvo agradecido.

La terapista ocupacional del servicio de Rehabilitación del hospital Eva Perón, Cintia Rivas, comentó que las personas que se reciben para internación en el pasillo naranja del efector necesitan recibir terapia de manera intensiva. Se trata de pacientes agudos que requieren de mucha ayuda para que en su externación cuenten con todas las herramientas para llevar una vida lo más normal posible cuando regresen a sus casas.

“La idea es que puedan volver a ser lo más autónomos posibles. Desde el área de terapia ocupacional se trabaja principalmente tratando de resolver los componentes motores de cada paciente, para después ir entrenando funciones como las actividades de la vida diaria básicas -alimentación, vestido, higiene-; se realizan adaptaciones, por ejemplo, el engrosamiento de mangos de cuchillo y tenedor o la adaptación específica que el paciente pueda requerir para llevar a cabo sus actividades en forma independiente”, detalló Rivas.

La adaptación es una de las grandes herramientas que se ofrecen en el servicio, además por supuesto del entrenamiento que se necesita para que el paciente pueda usar solo el artículo en cuestión. “Se van haciendo pruebas para ver qué modificaciones tienen que hacerse en esa adaptación, se va preparando al paciente para que pueda funcionar en su hogar en forma autónoma. La gratificación es grande, no solo trabajamos con ellos, sino también con las familias como una red de contención, a ellos también hay que enseñarles porque si bien nosotros acá hacemos un trabajo interdisciplinario con las demás áreas, esto es un 50 y 50 de colaboración del paciente y la familia”.

La terapia, enfatiza Rivas, brinda recursos para el momento en el que los profesionales no estén 24/7 para asistir a los pacientes: “Hay cosas en las que la destreza se va adquiriendo por medio de la repetición de la función. Cuando nosotros hacemos las cosas de la vida diaria, las hacemos de forma automática porque las repetimos todos los días, entonces nos sale hacerlas de forma nata, lo mismo ocurre acá, trabajamos, entrenamos y después el paciente lo va replicando”.

“Miguel llegó con una cuadriplejía, no podía incorporarse desde la cama, se fue trabajando de a poco y la evolución fue muy importante, también hay que destacar que este paciente fue muy colaborador, tenía muchas ganas de ponerse bien, de recuperarse y su familia también, su esposa principalmente, fue un pilar fundamental para nosotros. Lucas tiene una lesión medular y para él se adaptaron instrumentos de uso cotidiano que le permiten poder comer solo, cepillarse los dientes y eso es un incentivo y un envión anímico muy importante para él y también para la familia que lo está asistiendo”, detalló la terapista ocupacional.

Gabriel Gerez quien es kinesiólogo del hospital Eva Perón destacó que el servicio de rehabilitación recibe generalmente y sobre todo pacientes con lesiones o afecciones neurológicas y que en el mismo se trabaja de lunes a lunes desde diferentes áreas: “No solamente intervenimos desde el área de kinesiología, sino también desde fonoaudiología, terapia ocupacional, psicomotricidad. Es un abordaje multidisciplinario, como todos los que prioriza el Ministerio de Salud Pública a cargo del doctor Luis Medina Ruiz, donde el objetivo es que el paciente recupere todas sus funciones desde el momento que ingresa en una etapa aguda, hasta que se le da el alta, relativamente tres meses de tratamiento intensivo”.

“En ocasiones cuando el paciente comienza a mejorar, se lo empieza a mandar a su casa los fines de semana, pero tienen que retornar al comienzo de semana. Cada paciente es muy particular, tenemos diferentes patologías, como Guillain-Barré, esclerosis, pacientes con secuelas de ACV; cada área tiene su especificidad, se trabaja con casos en los que ingresan sin poder caminar, en silla de ruedas y se trata de recuperar la función del paciente para que lleve una actividad dentro de todo normal en su hogar”, afirmó al tiempo que concluyó cada caso es un mundo especial y que los avances gratifican en un nivel difícil de poner en palabras.

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